«Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres». Filipenses 2: 6-7
JESÚS VINO A CUMPLIR UNA MISIÓN EN DOS DIMENSIONES: proclamar las buenas nuevas del evangelio y ministrar a los necesitados. Con el propósito de llegar a la gente y ponerse en su lugar, tomó la forma de hombre y se despojó de la gloria divina. De este modo, podría familiarizarse con las pruebas que le sobrevendrían, y convertirse en nuestro mediador e intercesor delante del Padre.
Al respecto, Elena G. de White declaró: «El Ser glorioso amó tanto a los pobres pecadores que tomó sobre sí la forma de un siervo para sufrir y morir en favor de los hombres. Jesús pudo haber permanecido a la diestra de su Padre, con la corona real en la sien y vistiendo las ropas reales. Sin embargo, escogió cambiar las riquezas, el honor y la gloria del cielo por la pobreza de la humanidad, y su posición de alto mando por los horrores del Getsemaní y la humillación de la agonía del Calvario. Se hizo varón de dolores y experimentado en quebrantos para, mediante el bautismo de sufrimiento y muerte, purificar y redimir un mundo culpable» (Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 122-123).
Refiriéndose a los factores que determinan el éxito de una empresa, John Maxwell menciona un estudio que abarcó al 6 mil ejecutivos.
El trece por ciento de ellos eran triunfadores porque se caracterizaron por tratar bien a la gente, por llevarse bien con todos en el trabajo y por ser sensibles a las necesidades de los demás.
Por otra parte, Dylan, un niño de seis años, estaba preocupado por su amigo Jonás, de siete, pues sufría una terrible enfermedad y sus padres no tenían dinero para hospitalizarlo. A Dylan se le ocurrió la idea de hacer un libro para recaudar fondos y ayudar a su amigo. Él mismo lo escribió e hizo las ilustraciones. Lo tituló Chocolate, y en la portada especificaba que quería ayudar a su amigo con la venta de la obra. En poco tiempo, Dylan recaudó doscientos mil dólares.
Estas dos experiencias nos motivan a reflexionar en lo importante y maravilloso que es mostrar bondad y empatia hacia los demás. Vayamos un poco más lejos. Jesús dio su vida por nosotros, a quienes considera sus amigos.
No escatimó nada para salvarnos, y hoy quiere entrar en nuestro corazón sin reservas.
Lecturas Devocionales Para Adultos 2018
Fuentes de Vida – David Javier Pérez