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Oración como incienso dorado

Lecturas devocionales para Adultos 2019

Cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos.

Apocalipsis 5:8.

En visión profética, el apóstol Juan describe una de las tantas escenas de adoración al Hijo de Dios. La escena se ubica en el cielo, luego de la se­ gunda venida de Cristo. Los que adoran al Cordero son los redimidos de todas las edades, alcanzados por la sangre derramada en la Cruz (ver Dan. 7:10). Todos tenían “copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos” (Apoc. 5:8).

La descripción de Juan tiene el eco del Santuario terrenal descrito en el Antiguo Testamento: “Cuando en una visión le fue dado al apóstolJuan que viese el Templo de Dios en el cielo, contempló allí ‘siete lámparas de fuego ardiendo delante del trono’.Vio un ángel que tenía ‘en su mano un incensario de oro; y le fue dado mucho incienso, para que lo añadiese a las oraciones de todos los santos’”(CS466,467). El incienso, que representaba las oraciones de Israel, era parte esencial del culto a Dios. Ahora, las oraciones son parte esencial de la adoración al Cordero.

Ni la erudición, ni la inteligencia, ni la dialéctica depurada, ni la facilidad de expresión, ni la profundidad mental, ni las flores de la elocuencia ni la simpatía personal pueden sustituir la falta del fuego del Espíritu. La oración asciende mediante este fuego. Su llama le da alas, energía y aceptación. No hay incienso sin fuego, ni oración sin llama. La Biblia nos muestra cómo tus oraciones se elevan, para llegar al Trono de la gracia. “Suba mi oración delante de ti como el incienso, el don de mis manos como la ofrenda de la tarde” (Sal. 141:2).

No se necesita espiritualidad para predicar. Con buena memoria, conocimiento, arrojo y una buena biblioteca, se puede influir en las conciencias de los hombres. Pero la oración influye en Dios. La predicación sin oración tiene frutos temporales, pero la oración sincera tiene siempre consecuencias eternas.

“Y los redimidos participarán de este gozo, al contemplar entre los bienvenidos a aquellos a quienes ganaron para Cristo por sus oraciones, sus trabajos y sacrificios de amor” (CS 705).

Oración: Señor, que no se apague la llama de mi oración.

Reflexiones Cristianas que fortalecerán diariamente tu vida espiritual. Escritas y editadas en un lenguaje sencillo y práctico para que el lector puede obtener fácil discernimiento del mensaje que Dios quiere dar a su vida.