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Saúl en Endor

Matutinas para Menores 2020

«Consultó al Señor, pero el Señor no le respondió ni por sueños, ni por el Urim, ni por los profetas».

1 Samuel 28:6

-Qué pena que Israel no obedeció desde un principio a Dios y no exterminó a todos los pueblos que vivían en Canaán. Por eso después fueron dominados por ellos -dijo la mamá-. Los filisteos dieron muchos problemas a Saúl al final de su reinado y tuvo que enfrentarse a ellos nuevamente.

-¿Goliat era filisteo? —preguntó Mateo.

-Sí, era filisteo -respondió la mamá-. En esta ocasión, Saúl reunió a su ejército, pero cuando se situó frente al campamento de los filisteos se llenó de miedo al ver que era un ejército muy numeroso.

Buscó la dirección de Dios, pero ya se había apartado de él y por eso Dios no le respondió. Entonces, Saúl pidió que le buscaran a una adivina. Al principio de su reinado había exterminado a los adivinos de su reino; ahora quería saber su futuro a través de una. Alguien le dijo que en Endor había una, así que se disfrazó y llegó a la casa de la mujer, que rápidamente lo reconoció. Saúl le dijo que deseaba hablar con Samuel.

El profeta Samuel ya había muerto, y nosotros sabemos que los muertos no hablan ni saben nada, pero la adivina le dijo que veía a un anciano. Saúl le dijo que ese era Samuel, y allí escuchó su sentencia. El personaje que apareció por supuesto no era Samuel, sino un representante de Satanás, que le dijo a Saúl que moriría en la batalla.

-¡Qué riesgo meterse en el terreno de Satanás! -comentó Susana.

-Es un riesgo muy grande -continuó la mamá—, nunca debemos hacer lo que hizo Saúl. Lamentablemente en la batalla perdieron la vida Saúl y sus hijos. Los israelitas fueron derrotados.

-¡Pobre Saúl! Todo por separarse de Dios -comentó Mateo.

-Separarnos de Dios nos puede costar la vida eterna -finalizó la mamá.

Tu oración: Querido Dios, ayúdame para que nunca me separe de ti.

¿Sabías qué?

Los hijos de Saúl que murieron con el fueron: Jonatán, Isúi y Malquisúa.