«Y él les tiene contados a ustedes aun los cabellos de la cabeza»
Mateo. 10:30
Debo de haber tenido una niñez aburrida, porque uno de mis recuerdos preferidos tiene que ver con gel para el cabello. Estoy pensando en un producto asombroso llamado Dippity-do (disponible en rosado o azul) que se aplicaba sobre el cabello al peinarlo. Luego de unos minutos, este polímero de la era espacial endurecía tu pelo y lo convertía en un casco brillante, a prueba de balas. Una persona podía entrar al huracán Harvey confiado de que, aún si se le volaban las cejas, el resto de su cabello quedaría tan fijo en su lugar como las Montañas Rocallosas.
Podías hacerte todo tipo de peinados interesantes. Una vez vi a un hombre que usó cantidades masivas de gel para crear un Mohawk de 25 centímetros de alto. Parecía un rastrillo invertido.
Dippity-do hacía que el cabello fuera fascinante para un niño. Recuerdo. estar sentado en mi aula de tercer grado, tomando mechones rígidos de cabello en mis dedos y quebrándolos como pasta seca.
Cuando Dippity-do pasó de moda, perdí el interés en mi cabello. Para mí, el cabello era como tener una gran una sobre la cabeza, que hay que cortarlo de tanto en tanto.
Al crecer y convertirme en adolescente, el cabello volvió a ser importante para mí porque pensé que quizá me haría más popular con las chicas. Al mismo tiempo, las chicas cuidaban su cabello para ser más populares con los muchachos. Piensa en todo el tiempo y la ansiedad que podríamos ahorrarnos si todos usáramos gorras de béisbol.
No importa cuánto te estreses por tu cabello, Dios lo conoce mejor que tú. La Biblia dice que él conoce la cantidad exacta de cabellos que tienes en tu cabeza. Eso prueba cuánto se preocupa por ti. Él sabe todo sobre ti, y tiene planes para tu felicidad. Dios hará por tu vida lo que Dippity-do hace por tu cabello: la sostendrá.