«Cantad salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón»
Colosenses 3:16, NVI
Aquella tarde llovía mucho. Por eso, Sergio, que tenía fiebre, debía quedarse en casa con su abuela. Su madre le había prometido llegar temprano.
El niño jugó con sus cubos de construcción, después con sus cochecitos y, más tarde, estuvo dibujando. Pasaron las horas y comenzó a oscurecer.
La lluvia no paraba y los truenos eran tan fuertes que, de pronto, se apagaron las luces. Para no tener miedo, Sergio comenzó a entonar los cánticos que había aprendido en la iglesia. Se acordó de muchos.
¡Qué alegría cuando, finalmente, su mamá llegó a casa! ¿Y yo?
¿Conoces algunos himnos de memoria? ¡Cantarle al Señor es muy bueno!
Mi oración para hoy
Querido Dios, muchas gracias por mi VOZ Y por la oportunidad de cantarte.