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El más valiente

Matutinas para Adultos 2020

«Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mi»

Salmos 51:3

En las Escrituras, hay una lista de valientes guerreros, conocidos como «los valientes de David». Entre ellos, Joseb-basebet, quien entre sus proezas destaca el haber matado a ochocientos hombres en una sola batalla. Le sigue Eleazar, quien en una ocasión hirió tan rudamente a sus enemigos que su mano se le quedó pegada a la espada.

También Benaía, quien tuvo la audacia de matar leones y de luchar contra grandes guerreros con un simple palo y salir vencedor. Sobre ellos, tres principales valientes que no se atemorizaron por irrumpir en el campamento enemigo para buscar una jarra de agua para su rey (2 Samuel 23:15-17).

Y el mismo David, que enfrentó leones, osos y gigantes desde muchacho (1 Samuel 17:36), convirtiéndose en la admiración de las jovencitas que hicieron de sus hazañas el tema de cánticos y danzas (1 Samuel 18:7).

Mucho valor necesitaron esos hombres para luchar por su pueblo; aun así, para enfrentar y reconocer los propios errores se necesita una fuerza mayor. La lucha se dirige hacia el yo (ego) que está armado con una serie de mecanismos de defensa que tratarán de alejar de la conciencia todo lo que produzca malestar o ansiedad.

Anna Freud (1966) identificó nueve mecanismos, entre los cuales se encuentran los siguientes: a) negación, consiste en negar o rechazar que hayan ocurrido cosas, aunque existan evidencias de ello; b) proyección, atribuir a los demás las faltas propias; c) racionalización, dar una explicación racional de lo ocurrido o presentar una excusa para asumir la responsabilidad personal.

Ahora piensa: ¿Has herido a alguien, con palabras, decisiones o acciones? Pídele a Dios que te ayude a identificar si tu mente ha puesto en marcha alguno de los mecanismos de defensa inconscientes, ya que pueden ser un obstáculo para que pidas perdón y finalmente quedes libre de culpas.

Algún día, «los hombres y las mujeres tendrán que enfrentarse a sus pecados y reconocerlos abiertamente. Esa será la prueba definitiva de su valentía. Decir: “Soy responsable de ese error» requiere una fuerza de introspección que el mundo solo posee en muy escasa medida.

Pero quien tenga el valor de decir esto con sinceridad obtiene una decidida victoria sobre sí mismo y cierra efectivamente la puerta al enemigo» (Testimonios para la iglesia, tomo 4, pág. 331).

Jorge Bergoglio, más conocido como el papa Francisco, dijo: «El primero en pedir disculpas es el más valiente. El primero en perdonar es el más fuerte. El primero en olvidar es el más feliz». Anímate a ser el más valiente en el día de hoy.