Tras pasar un voraz huracán sobre una isla caribeña, sus habitantes quedaron totalmente sin ningún tipo de comunicación. Los puertos y aeropuertos habían quedado destruidos, el sistema eléctrico había quedado inhabilitado, la muerte de muchas personas que no soportaron la fuerza del huracán se mostraba tras salir los primeros rayos de luz.
Parecía que la angustia y la tristeza invadía aquella isla. Pero en una pequeña comunidad de esa isla una iglesia mantenía su fe y esperanza puesta en Dios, a pesar que el templo cristiano cedió tras el ciclón. Esta iglesia se reunía bajo de un árbol a alabar el nombre de Dios, sin tener más instrumentos que sus voces, cantaban en agradecimiento a Dios por sus bondades y misericordias.
Los habitantes de la comunidad al ver tanta fe y esperanza en los miembros de la iglesia a pesar de la destrucción y muerte que se vivía en la isla, sirvió para que muchos llegarán a los brazos de Dios y pudieran ser llenos de esa paz y consuelo que solo él puede dar.
Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.
Colosenses 3:15
Este relato nos muestra que a pesar que el mundo este viviendo en un caos, el panorama de cada día sea oscuro e incierto el único que nos puede llenar de paz verdadera es Dios.
Dios nos puede dar esa paz que nos llena de tranquilidad y gozo a pesar que en la vida todo pueda estar peor sabemos que nuestras vidas están en las manos de Dios y él cuidara de nosotros.
Si tu ya tienes la paz de Dios compártela con aquellos que viven en angustia y desesperación. Si aun no la posees puedes acercarte a Dios pidiéndole que te llene de su paz tu corazón.
Por Reflexiones Matutinas