Elijan hoy a quién van a servir: si a los dioses a los que sus antepasados servían a orillas del Éufrates, o a los dioses de los amorreos que viven en esta tierra. Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor.
Josué 24:15
Josué murió cuando tenía 110 años, con la satisfacción de haber cumplido la misión que Dios le dio. Como despedida, animó a Israel a obedecer a Dios. Sus palabras se registran en los últimos dos capítulos de su libro. La frase clave es: “Sirvan a Jehová”.
¿Por qué esperaba que Israel sirviera a Dios? Porque al repasar su historia, todos podían coincidir en que Dios siempre obró milagros a su favor, desde el llamado a Abraham, seguido por el nacimiento de Isaac, hasta que Israel se instaló en Canaán.
La Biblia asegura: “El Señor les dio a los israelitas todo el territorio que les había prometido bajo juramento a sus antepasados, y ellos se establecieron y vivieron allí” (21:43).
Y no solo cumplió su promesa, sino que tuvo la bondad de darles “la mesa puesta” en Canaán. Ya Moisés había anticipado que iban a mudarse a ciudades que ellos no habían edificado, iban a disfrutar bienes por los cuales no habían trabajado y comer frutos cuya semilla no habían sembrado (Deut. 6:10-12).
Ahora la promesa se cumplió: “Yo les he dado una tierra por la cual ustedes no trabajaron con dureza, unas ciudades que no edificaron y en las cuales habitan. Y comen de las viñas y de los olivares que no plantaron” (Jos. 24:13).
Como Israel, nosotros podemos reconocer la intervención divina en cada etapa de nuestra vida. Tu vida demuestra que Dios te cuida cada día.
Él tiene planes increíbles para ti. Y no solo quiere guiarte y llenarte de bendiciones, sino también quiere ser tu Amigo.
¿Cómo respondes a su invitación?
