Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud, para que el hombre de Dios esté capacitado y completamente preparado para hacer toda clase de bien.
2 Timoteo 3:16, 17
¿Cuántas enciclopedias has hojeado? Ya sea que lo creas o no, no siempre hubo Internet para investigar. La gente buscaba información en libros muy grandes llamados enciclopedias.
Eran una fuente de conocimiento muy solicitada. Hoy, cuando un profesor les asigna a sus alumnos un trabajo escolar, lo primero que hacen ellos es abrir un buscador. Impresas o virtuales, las enciclopedias necesitan actualizaciones, porque el conocimiento humano aumenta o cambia con el tiempo.
Quien preside tu nación hoy no es el mismo que presidía hace un tiempo. La población mundial actual no es la misma que el año pasado. La información cambia con el tiempo.
Pero hay un libro que atraviesa generaciones y no necesita actualizaciones: la Biblia. Vivimos en tiempos y lugares diferentes, pero la Palabra de Dios continúa siendo útil para enseñar, reprender, corregir y educar.
Cuando leemos “No robes” (Éxo. 20:15), podemos saber que esto era tan válido para el pasado como lo es para hoy. Pero ¿qué pasa con el tipo de música, libros, películas, juegos y sitios web que puedes mirar o escuchar? La Biblia no dice nada al respecto.
¿Qué debemos hacer? ¿Seguir nuestra conciencia? ¿Guiarnos por los gustos que tenemos? ¡Nada de eso! Si algo no se menciona específicamente en la Biblia, aún debemos tomar nuestras decisiones basándonos en ella. Dios nos ha dado a todos la guía para vivir de acuerdo con su voluntad.
Para preguntas que aparentemente no tienen respuesta, hay textos en la Biblia que indican cómo actuar. Uno de ellos está en Filipenses 4:8.
Lee y luego haz la prueba. Lo que quieres hacer: ¿es verdadero ( ), es digno de respeto ( ), es recto ( ), es puro ( ), es agradable ( ), tiene buena fama ( ), tiene toda clase de virtudes ( ), o merece alabanza ( )? Si marcaste de manera afirmativa, pasaste la prueba.
¡La Palabra de Dios fue útil ayer, es útil hoy y lo será para siempre!