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El héroe insospechado

David le contestó: ‘Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo voy contra ti en nombre del Señor todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a los que tú has desafiado’.

1 Samuel 17:45

Cualquier combatiente israelita debía tener por lo menos veinte años (Núm. 1:3). Saúl estaba tan desesperado por las ofensas que gritaba Goliat contra el pueblo que no le importó que David fuera menor de edad.

¿Recuerdas que aun el profeta Samuel quedó sorprendido por la estatura de Saúl? La Biblia indica que sobrepasaba a todos (1 Sam. 9:2). Con eso en mente, Saúl era el indicado para enfrentar a Goliat. Pero, él no tenía la confianza en Dios para creer que le daría el triunfo.

Cuando David se ofreció a luchar contra Goliat, reveló su fe en Dios. Él tenía la seguridad de que Dios lo acompañaría y le daría la victoria. Por más de que las personas dudaron, David siguió firme en su determinación. Que no te sorprenda que te pase algo parecido cuando quieras hacer algo con fe. Hasta personas de tu propia familia pueden desanimarte.

El coraje de David fue tan claro porque reconoció que todo lo que decía Goliat no era contra Israel, sino contra Dios mismo. David entendió que era una lucha espiritual. Era más que la lucha física entre dos personajes; era una lucha espiritual entre la verdad y el error.

Por eso, David puso su desafío en las manos de Dios y avanzó con fe. Si hubiera confiado solo de lo que veía, se hubiera desanimado. Pero caminar por fe es depender de Dios.

Lo que David más quería era honrar a Dios. Su actitud nos demuestra que no importa lo que digan las personas; lo importante es que Dios vaya a nuestro lado. Él puede convertir cualquier elemento que tengas en la mano en un instrumento de liberación.

En este caso, una honda y un piedra. Alaba a Dios porque su poder no termina. Él es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Así como ayudó a David, quiere darte victorias aunque parezca que no hay esperanza.

César Sánchez Murillo es pastor y, actualmente, trabaja como editor y traductor en la editorial GEMA Editores, México. Le gusta mucho hablar de Jesús a los demás, leer y le encantan los deportes.