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Ser o usar

Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras.

Hebreos 10:24.

Uno de los libros que más me impactó en mi adolescencia fue Tener o ser, de Erich Fromm. Vivía, como muchos otros, la búsqueda de mi propia identidad, y me permitió comprender que lo más importante no reside en las cosas sino en ser persona.

La sociedad en la que vivía daba mucha relevancia al tener (una buena casa, un coche espectacular, un título académico, un trabajo bien remunerado), y esa no era la cosmovisión que proponía Fromm.

Tampoco Jesús. Y, entonces, pude aprender que lo que poseo no es lo que soy. Gracias a Dios, somos muchísimo más de lo que poseemos.

Nuestra sociedad actual ha ido algo más allá y el verbo de moda es “usar”. Habrán observado que cada vez más la gente no compra libros sino que los descarga. Los usa y después los borra. Ven películas en línea en sus televisores inteligentes. Establecen relaciones temporales de amistad o de intimidad por interés.

Y “usar” es, tristememente, un verbo muy relacionado con “desechar”. No importa demasiado que desechemos cosas (aunque debiéramos hacer este mundo más sostenible), pero es muy grave desechar personas. Piensa en las familias y en la facilidad con la que se desintegran. Los matrimonios son más débiles que nunca porque, supuestamente, “se murió el amor”.

Los que emplean esta frase quizá debieran reflexionar sobre si no sería mejor decir que “esta relación ya no sirve a mis propósitos”. Lo mismo ocurre con los vínculos padres-hijos, que cada vez son más dependientes de intereses personales no coincidentes. Más que una relación personal, suelen responder a transacciones entre usuarios demandantes.

Hoy, como ayer, hemos de recordar a nuestros amigos y conocidos que el mensaje de Jesús tiene que ver con el ser. Que hemos de poseer menos, usar menos, para amar más y ayudar más. Y no es un tema solamente de espiritualidad, como decía Erich Fromm: “Vivir correctamente ya no es una demanda ética o religiosa.

Por primera vez en la historia, la supervivencia física de la especie humana depende de un cambio radical del corazón humano”. O como dijo Pablo: “Considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y las buenas obras”.

Ser considerados con los demás es un desafío que se nos presenta en un mundo necesitado de seres humanos

¿Quién sabe si nuestra misión, entre otras cosas, no sea la de decirle a mi vecino, amigo o no, que lo tengo en cuenta, que me importa, que Dios también lo tiene en cuenta y que no sabe cuánto le importa?

Víctor M. Armenteros es doctor en Filología Semítica por la Universidad de Granada y doctor en Teología (Antiguo Testamento) por la Universidad Adventista del Plata (Argentina). Durante más de una década ha sido profesor de Sagrada Escritura y Lenguas Bíblicas en el Seminario Adventista de España. Actualmente comparte la docencia con la gestión, al ejercer como director de los estudios de posgrado de la Universidad Adventista del Plata y de la sede austral (Argentina, Paraguay y Uruguay) del Seminario Adventista Latinoamericano. Es miembro de la Asociación Española de Estudios Hebreos y Judíos. Ha colaborado como traductor en la Biblia Traducción Interconfesional y forma parte del equipo editorial de la revista DavarLogos. Es, a su vez, autor de diversos artículos sobre escritos bíblicos y literatura rabínica.