Al cortar uno un tronco, el hacha se le cayó al agua. Entonces gritó: ‘¡Ay, maestro! ¡Esa hacha era prestada!’
2 Reyes 6:5
El milagro que Eliseo realizó fue a favor de un joven que estudiaba para servir a Dios en una de las escuelas de los profetas. Con el propósito de agrandar el lugar donde vivían, un grupo de jóvenes fue al bosque para cortar madera.
Por ser estudiantes, la mayoría no tenía herramientas para hacerlo. Además, las herramientas de hierro eran escasas y costosas, así que muchos tenían que conseguirlas prestadas. Por eso este joven se angustió tanto cuando, al maniobrar con fuerza la herramienta, el hacha se soltó y se hundió en el río.
¿Qué iba a decirle al dueño? Reponerla costaría mucho dinero que no tenía.
Entonces Eliseo hizo un milagro, y demostró que Dios se interesa también por detalles que a muchos podrían parecerles pequeños o irrelevantes. Eliseo no se sumergió en el agua como un buzo, ni intentó “pescarla”. Cualquiera de estas estrategias hubiera dado la idea de que recuperó el hacha gracias a su ingenio.
En lugar de eso, el profeta arrojó un palo al agua y el hacha flotó. ¿Qué? ¡Asombroso! Nadie podía dudar de que Dios intervino milagrosamente.
¿Qué nos enseña este relato? Dios también nos presta dones para que los usemos como herramientas, para que otras personas lo conozcan. Debemos responder por esos dones. Cada don debe exaltar al Señor. No debes desperdiciarlos ni perderlos.
Si perdiste el interés por servir a Dios o si tus dones te parecen inútiles, podría ser como un hacha que perdió su filo. Dios, con su Espíritu, puede transformarte para que tus dones sean efectivos y poderosos en el servicio.
O quizá no perdiste un don.
Quizá tu gozo, amor o fe se hundieron en las aguas de la confusión, las dudas o el miedo. Quizá tu vida de oración o de estudio de la Biblia desapareció como el hacha que se hundió.
Gracias a Dios, él tiene el poder de rescatar todo lo bueno que antes hacías, pero que hoy parece historia o recuerdos lejanos. Si le pides que te dé otra vez pasión por seguirlo y servirlo, ¡no dudes de que lo hará!