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Un milagro a favor de Ezequías

Así sucedió también cuando las autoridades de Babilonia enviaron a unos para visitarlo e informarse del milagro que había ocurrido en el país. Dios dejó solo a Ezequías, para probarlo y conocer a fondo su manera de pensar.

2 Crónicas 32:31

Ezequías empezó a reinar en Judá cuando tenía veinticinco años y fue rey durante veintinueve años. Su nombre significa “Dios es mi fortaleza” y en verdad lo demostró, pues se necesitaba valor para darle el primer lugar a Dios. Un día, el rey enfermó gravemente.

El profeta Isaías le confirmó su condición, y le dijo que ordenara su casa, lo que implicaba buscar a su sucesor. En ese entonces Ezequías tendría 39 años, y siempre se había distinguido por ser fiel a Dios y fomentar la verdadera adoración.

Con eso en mente, el rey oró así: “Yo te suplico, Señor, que te acuerdes de cómo te he servido fiel y sinceramente, haciendo lo que te agrada” (2 Rey. 20:3). Dios respondió la oración del rey. Mediante Isaías, le confirmó que iba a vivir quince años más. Además, le dio un medicamento de una masa de higos para colocarla en la parte afectada de su cuerpo.

Dios mismo le aseguró que en tres días iba a estar plenamente reestablecido, y hasta iba a ir al Templo a adorar. También le aseguró que él y su pueblo tendrían protección de la amenaza de los asirios (vers. 5-7). Todo se cumplió tal como el profeta anticipó.

Pocos días después, ciertos mensajeros del rey de Babilonia, al saber que Ezequías estaba sano, fueron a visitarlo. Era la oportunidad perfecta para que el rey testificara a favor de Dios, le diera el crédito como su Sanador, y lo presentara como el Salvador de todas las naciones.

Sin embargo, el rey desaprovechó la oportunidad. En lugar de eso les mostró todas sus riquezas y armamento (vers. 12, 13). Su actitud desagradó a Dios y una vez más el profeta Isaías fue a verlo, ahora para reprenderlo.
¿Qué podemos aprender de su error?

Que Dios quiere ser tu amigo de verdad. Quiere que hables con los demás de tu amistad con él. Dios no es un “genio de la lámpara” que nos ayuda cuando tenemos un problema. Él quiere ser tu amigo todos los días.

César Sánchez Murillo es pastor y, actualmente, trabaja como editor y traductor en la editorial GEMA Editores, México. Le gusta mucho hablar de Jesús a los demás, leer y le encantan los deportes.