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Una convocatoria engañosa

Todas estas grandes personalidades de la nación se reunieron ante la estatua, para celebrar su dedicación.

Daniel 3:3

Daniel identificó la cabeza de oro como Babilonia. Sin embargo, al rey le inquietó que otro reino se levantara y desplazara al suyo, así que mandó a construir una estatua semejante a la que había soñado, pero toda de oro. Ordenó que se la levantara en la llanura de Dura, un lugar ubicado a unos quince kilómetros de la ciudad.

En ese evento estuvieron representados todos los niveles de autoridad. El rey esperaba unificar su Imperio. Algunos pudieron ver este evento como una reunión de trabajo, otros como una celebración; en realidad era un llamado a la adoración.

El rey supo usar distintos elementos para forzar que lo obedecieran. En primer lugar, muchos iban a obedecer sin importar lo que les pidieran. Buscaban estar en buenos términos con el rey y mantenerse en su puesto por más tiempo.

Por otra parte, Nabucodonosor usó música para crear un entorno emocional, y que todos se sintieran impactados por lo que veían y oían. El rey sabía que mediante la música podía manipular las emociones y llevar a las personas a la sumisión y la obediencia.

Finalmente, ante la vista de todos había un amenazante horno que ardía intensamente, como último recurso para aquellos que no les interesara sobrevivir en el ámbito político y no les gustara la música. Así, estos últimos podían ser inducidos a la adoración por un instinto de supervivencia.

Lo que el rey no imaginó era que no iba a lograr que tres jóvenes obedecieran. Ellos permanecieron en la posición en la que ya estaban, de pie. No buscaron una crisis, no levantaron la mano para darse a conocer, tampoco perdieron el tiempo argumentando.

Como a los tres jóvenes fieles, Dios te pide hoy que sigas haciendo lo que estás haciendo: leer la Biblia, orar y obedecer a tu amigo Jesús.

Quizás hoy pocos lo notan, pero cuando llegue una crisis y todos se arrodillen ante los falsos dioses, tú podrás permanecer firme y fiel a tu Dios.

César Sánchez Murillo es pastor y, actualmente, trabaja como editor y traductor en la editorial GEMA Editores, México. Le gusta mucho hablar de Jesús a los demás, leer y le encantan los deportes.