Porque así dice Jehová: De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados.
Isaías 52:3.
Martin Gardner era un científico al que le gustaba divulgar las matemáticas. Sus pruebas y retos sobre números y figuras fueron divertimento de muchos jóvenes, y no tan jóvenes, durante bastantes años.
Hoy te propongo un ejercicio matemático de los suyos. Solo tienes que saber multiplicar. La pregunta es: “¿Cuánto tiempo tardas en resolver este problema?” Y aquí lo tienes:
256 x 3 x 45 x 3.961 x 77 x 488 x 2.809 x 0
¿Has tardado mucho? Quizá te estés preguntando qué tiene que ver todo esto con una devoción matinal. Es bien sencillo, se parece mucho a nuestra manera de entender la salvación. Pensamos que podemos hacer algo para ser salvos y sumamos o multiplicamos nuestras acciones.
Vamos coleccionando una cifra juntamente con otra hasta que llegamos al final de la cuenta y observamos que todo se multiplica por cero; es decir, que el resultado es cero. Cuánto tiempo habríamos ahorrado si hubiésemos mirado primero el final.
Para Satanás no valemos nada, y nada de lo que hagamos va a satisfacer sus exigencias contra nosotros. A Satanás le gusta multiplicar por cero. La cosa no va de dinero sino de vidas. No valemos nada para el enemigo, pero lo valemos todo para Dios.
Satanás no quería un rescate económico, quería la vida de Cristo y nos usó de rehenes. Por ello, la salvación no es gratis, aunque la recibamos así: costó la entrega del Hijo de Dios. No hubo dinero, pero sí un gran coste.
A Jesús le gusta multiplicarnos por infinito y eso nos da la esperanza de una vida eterna. El enfrentamiento entre el cero (Satanás) y el infinito (Jesús) era indeterminado, nunca había sucedido y existía la duda de lo que iba a ocurrir. Pero Jesús resucitó; al final venció el infinito. La victoria de Jesús resuelve todos los problemas, matemáticos o existenciales, de la humanidad.
La victoria de Jesús nos devuelve a la libertad y a la vida.
Es momento de que reflexiones sobre los problemas que vives, ¿cómo los multiplicas? ¿Los multiplicas con más problemas, con más dudas, con falta de fe?
Cuidado, porque esa práctica te lleva al cero, a la nada. Por otro lado, si los multiplicas con esperanza, con confianza, con fe en Jesús, vas a observar que todo empieza a encajar, que dejas de ser número para ser persona.
Para Dios lo vales todo, y él arriesga el infinito porque su amor tiende hacia ti. Ponte en el lugar adecuado de la operación y disfruta, ya hoy, de la eternidad.