Escucha, pueblo mío, mi enseñanza; inclinen ustedes su oído a las palabras de mi boca.
Salmo 78:1, Nueva Biblia de las Américas.
Tienes muchas ganas de comer una torta. Tu madre toma el recetario (o busca una receta en Internet) y empieza a clasificar todo lo que necesita. Imagina lo que pasaría si decidieras cambiar algunas cosas: en lugar de dos cucharadas de un determinado ingrediente, pones dos tazas; reemplazas la harina por agua y la dejas solo la mitad del tiempo en el horno.
¿Te imaginas el resultado? Ciertamente no resultaría una torta deliciosa y esponjosa que alguien quisiera probar. Por eso, la gente sigue la receta al pie de la letra. Es la garantía de que todo saldrá bien.
Si para hacer un pastel simple obedecemos lo que pide la receta, ¿por qué muchas veces parece que nos importa menos nuestra vida? Por ejemplo, ¿alguna vez has hecho algo que sabías que estaba mal?
¿Alguna vez has tomado una decisión que claramente no fue la mejor? Elecciones como esa son prueba de que, por alguna razón, estamos desobedeciendo la “receta” y decidiendo cambiar una cosa aquí y otra allá.
¿Sabes dónde encontrar la receta para una vida feliz? Dios dejó en la Biblia el paso a paso para que vivamos con alegría. Dios conoce todas las cosas, conoce el final desde el principio, y sus enseñanzas están llenas de sabiduría, amor y gracia.
Obedecer lo que él nos pide es siempre la mejor elección que podemos hacer. Esta es la receta perfecta para una vida feliz.