Vosotros vinisteis a ser imitadores nuestros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con el gozo que da el Espíritu Santo.
1 Tesalonicenses 1:6.
El 20 de abril de 1993 me encontraba realizando cursos doctorales en la Universidad de Granada. Llevaba meses acudiendo al aula y tenía una buena relación con profesores y compañeros. Ellos sabían que era adventista y cómo pensaba.
Y llegó la masacre de Waco, cuando los davidianos, sitiados desde hacía 51 días, perecieron en un incendio. Todas las noticias en España identificaron adventistas del séptimo día con esos davidianos. Se argumentó sobre el sectarismo y, en todo momento, se relacionó el asunto con la Iglesia Adventista. Esa mañana, antes de salir de casa, pensé que sería un día duro. Entré en clase de “Fuentes bibliográficas de judaísmo medieval” de forma sigilosa, y me senté en el pupitre.
El profesor me miró y sonrió. “¿Vas a quemar la universidad?”, dijo con cierta ironía. No sabía qué contestar. “Tienes que explicarnos quiénes son esos davidianos, porque esa gente no es como tú”, continuó el profesor con una mirada amable. Y les hablé de lo que creemos y lo que nos diferenciaba del grupo afectado por la masacre. Fue, al contrario de lo que había imaginado, un momento de testimonio muy especial.
Es esencial que seamos testigos de vida antes que de palabra, que nuestro ejemplo (con las limitaciones propias del ser humano) sea el que inicie nuestros discursos. El modelo perfecto es Jesús pero nosotros, que no somos perfectos, podemos llevar a las personas a su imagen con pequeños detalles de su bondad en nosotros. Estamos llamados a ser imitadores. Los tesalonicenses eran imitadores de Pablo y Pablo de Cristo. Una copia no es igual que el Original, pero algo muestra.
Hay dos funciones de los ordenadores que me resultan simbólicas a nivel espiritual. Ctrl-C es la combinación de teclas que sirve para copiar lo seleccionado, Ctrl-V, para pegarlo. Hay muchos cristianos que solo son Ctrl-C, reciben el mensaje, lo recuerdan y ya está. Conocer el mensaje no es ser meros imitadores de Cristo, es saber acerca de Cristo.
Luego están los que, además, son Ctrl-V. Aquellos que colocan por doquier aquello que han copiado. Esos son cristianos de verdad, ponen a Cristo en sus vidas y en las de los demás. Habrá momentos insignificantes y momentos de relevancia, pero tendrán algo en común: poner a Jesús en nuestras vidas.