Todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu.
2 Corintios 3:18
AL OBSERVAR EL CEREBRO de los monos, los investigadores (del Laboratorio Rizzolatti) descubrieron un grupo de neuronas que se activaban no solo cuando el animal realizaba una acción, sino cuando observaba a otro realizando la misma actividad.
Estas células nerviosas se denominan «neuronas espejo» y también están presentes en nuestro cerebro. Esto ayuda a explicar por qué sentimos empatía, cómo logramos reconocer las emociones de los demás y por qué los sentimientos de una persona influyen en quienes la rodean.
El apóstol Pablo ya había hablado sobre la capacidad de nuestra mente para ser moldeada solamente por la observación. Él dijo que, al contemplar la gloria de Jesús, somos transformados a su imagen. Elena G. de White también afirmó: «Hay una ley de la naturaleza intelectual y espiritual según la cual modificamos nuestro ser a través de lo que contemplamos. La inteligencia se adapta gradualmente a los asuntos en que se ocupa. Se asimila lo que se acostumbra a amar y a reverenciar» (Mente, carácter y personalidad, tomo 1, cap. 35, p. 329).
¿Qué están reflejando tus neuronas espejo? AQUELLO QUE VES, LEES Y OYES ¿HACE QUE TU MENTE SE PAREZCA MÁS A LA DE CRISTO? Tus neuronas reflejarán lo que más ves. Por eso, pídele a Dios que te ayude a contemplar solo aquello que te acerque más a él.
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