Ustedes deben hablar y portarse como quienes van a ser juzgados por la ley que nos trae libertad.
Santiago 2: 12
Muchas personas tienden a emitir juicios apresurados sobre todo tipo de cosas. Piensa en las preguntas que aparecen a continuación y en cómo responderías a cada una de ellas.
— ¿Qué color es más bonito: el azul o el verde?
— ¿Qué fruta es más sabrosa: el mango o la naranja?
—¿Qué es más divertido: montar en bicicleta o nadar?
—¿Quién es más popular: Shakira o Jennifer López?
—¿Qué bebida es más sabrosa: Pepsi o Seven Up?
Si contestaste todas las preguntas, ¿cuáles respuestas te parece que sean correctas? La verdad es que cualquier de las dos respuestas puede ser acertada, o ninguna de las dos. Probablemente, estés pensando que eso no es posible. Pero tú puedes preferir la Pepsi y tu amiga la Seven Up. Si te gustan los mangos, tu amigo puede preferir las naranjas. O bien puede ser que te gusten los mangos tanto como las naranjas.
Lo que sucede es que Pepsi contra Seven Up y mangos contra naranjas son asuntos de preferencia y opinión. No hay una respuesta que sea buena y otra mala. Tú decides. Pero no todo depende de nuestras preferencias. Por ejemplo, a la pregunta:
«¿Cuál de estos es un color primario: azul o verde?» , la respuesta no sería una cuestión de preferencia personal. El azul es un color primario; el verde es un color secundario que se obtiene mezclando el azul con el amarillo.
Cuando se trata de nuestra conducta, muchos jóvenes piensan que el bien y el mal pueden juzgarse del mismo modo que los mangos y las naranjas. Por eso suelen decir a sus padres o al pastor de la iglesia:
«Usted cree que tener relaciones íntimas antes del matrimonio es malo, pero yo pienso diferente» . La realidad es que Dios dice claramente en su Palabra qué cosas son buenas y cuáles son malas, no debemos confundirlas.
La Escritura aconseja: «Ustedes deben hablar y portarse como quienes van a ser juzgados por la ley que nos trae libertad» (Santiago 2: 12).
Nota que la verdadera libertad viene al reconocer las pautas morales de la Palabra de Dios. Jesús nos ha trazado el camino, ¿te gustaría seguir su ejemplo?