Él mandará que sus ángeles te cuiden por dondequiera que vayas.
Salmo 91:11, DHH
Es bien conocida la Teoría de la Motivación Humana desarrollada por Abraham Maslow. Según esta teoría, todos tenemos necesidades básicas, que Maslow presenta en un orden jerárquico de acuerdo con su importancia para la motivación y la supervivencia.
En la base de la pirámide están aquellas necesidades que deben estar satisfechas antes de que podamos pasar a centrarnos en otro tipo de necesidad. Es interesante notar que, después de las necesidades fisiológicas (comer, beber, dormir y dónde vivir), Maslow indica que las necesidades de seguridad física y psicológica se ubican en el segundo piso de la pirámide.
Afirma que, si nos sentimos inseguros físicamente (con riesgo de sufrir violencia, daño o muerte) o emocionalmente (sin autoestima, sin amor o sin un sentido de pertenencia), no podemos pensar en ninguna otra cosa. Esto lo vemos en la vida moderna, en la que existen profesionales que ofrecen servicios que nos dan seguridad física y emocional, y las solicitudes para adquirirlos están experimentando aumentos debido al ambiente de inseguridad que se vive en muchos lugares.
Cuando leemos el Salmo 91, nos damos cuenta de que los que aman a Dios, y que han decidido entregarle el control de sus vidas, han disfrutado siempre del mejor servicio de seguridad personal que existe. Este servicio es provisto directamente por Dios, a través del poderoso ejército de ángeles que cumplen sus órdenes. Este servicio está garantizado para aquellos que voluntariamente viven “bajo la sombra del Omnipotente” (vers. 1).
El Salmo 91 dice que los servicios de seguridad de nuestro Dios proveen protección contra ataques personales, pestilencias o epidemias, terrores nocturnos o diurnos, contra la maldad en general y contra cualquier tipo de plaga. También hay ayuda para superar momentos de crisis: ayuda contra la angustia y la depresión. Y además afirma que Dios nos ofrece salud y larga vida; y, por si eso fuera poco, también la vida eterna.
He estado en más de un hogar cuyos miembros, deseando tener todas las bendiciones que ofrece el plan de seguridad divino, mantienen una Biblia abierta en el Salmo 91 y la colocan en un lugar especial de la casa. Aun cuando tal comportamiento implica una fe sencilla, debemos reconocer que la oferta de este Salmo es solo para aquellos que han puesto su confianza (vers. 2) y su amor (vers. 14) en el Señor.
Supongo que, en este mismo momento, estás firmando tu contrato con la compañía del Señor y colocándote bajo sus alas. ¡Bien hecho!