Les daré también […] un nombre nuevo que nadie conoce, sino quien lo recibe.
Apocalipsis 2:17
Dios encomendó a Adán una gran tarea. Todos los animales creados necesitaban un nombre, y Adán era el indicado para ponerles uno.
¿Cuál es tu nombre? ¿Te llaman por ese nombre? A veces, la gente nos llama de otra manera y a eso lo llamamos apodo. Cuando nací, me llamaron Dixie Dolores Litten. Pero desde que tengo uso de razón, me llaman Dee. Igual que yo me llamo Dee en vez de Dixie o Dolores, algunos animales también tienen nombres diferentes.
El puma tiene probablemente más nombres que cualquier otro animal del mundo. Su nombre en latín es Felis concolor, que significa «gato de un solo color», ya que el pelaje leonado del puma es mayoritariamente de un solo color.
La palabra norteamericana «puma», proviene de la palabra brasileña cuguacuarana. Los cherokees lo llamaban klandaghi, que significa «señor del bosque». Los chickasaws se referían a él como el «gato de Dios». Los incas lo llamaban «puma». Los zuni, que viven en los desiertos del suroeste de Estados Unidos, lo llamaban «padre de la caza».
Los primeros colonos europeos de Norteamérica lo llamaron «pintor», que significa pantera.
Cuando, en 1502, Colón vio uno por primera vez en Honduras, se refirió a él como león. Sea cual sea el nombre que use la gente, león, puma, gato de Dios, pintor, pantera o gato fantasma, todos se refieren al puma, el león de América.
No importa cómo te llamen aquí en la tierra, te darán otro nombre cuando llegues al cielo. Este hermoso nombre nuevo será uno que Jesús eligió especialmente para ti, como dice el versículo de hoy.