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¿Tienes sed?

«Todos !os que beben de esta agua, volverán a tener sed; pero e! que beba de! agua que yo !e daré, nunca volverá a tener sed». Juan 4: 13-14

CUANDO TENÍA ALREDEDOR DE VEINTE AÑOS, el gobierno de España me llamó a servir durante un año en el servicio militar. En uno de los primeros fines de semana nos llevaron al bosque para recibir un entrenamiento intensivo. Nunca olvidaré las experiencias de ese fin de semana, pero hay una en particular que me gustaría compartir.

Temprano en la mañana formamos una fila para recibir comida y agua. No había mucha comida, y solo nos dieron un litro de agua para todo el día. Nos dijeron que lo primero que teníamos que aprender era a racionar el agua. Realizamos actividades físicas extremas desde temprano en la mañana. Durante una de esas actividades, un compañero tuvo un problema con su cantimplora y vertió toda su agua. Estaba muy preocupado y fue a hablar con el cabo. Para su sorpresa, la respuesta fue: «Usted tenía un litro y lo ha perdido. No hay más agua hasta mañana». El resto del grupo decidió, por tumos, ir compartiendo pequeños sorbos de agua con él para ayudarlo un poco y al mismo tiempo no quedamos nosotros también sin agua. Ese día aprendí lo terrible que puede ser quedarse sin agua para beber.

Así como nuestro cuerpo necesita agua para sobrevivir, el espíritu necesita agua también: Jesús. Sin Jesús, tarde o temprano moriríamos. Muchas veces tratamos de saciar nuestra sed con pequeñeces que nos satisfacen por un rato, pero al final volvemos a tener sed de nuevo. Lo único que puede realmente satisfacer la sed del espíritu es el agua viva, Jesucristo.

Hoy quiero animarte a leer Juan 4: 1- 38. Encontrarás a Jesús hablando con la mujer samaritana junto al pozo. Jesús compartió con esta mujer algunas de las palabras más significativas de toda la Biblia: «Todos los que beben de esta agua, volverán a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, nunca volverá a tener sed. Porque el agua que yo le daré se convertirá en él en manantial de agua que brotará dándole vida eterna» (versículos 13 y 14).

Si hoy tienes sed acude a Cristo, él es el único capaz de satisfacer las necesidades de tu alma.

Jonatán Tejel Subirada,
España.

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