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Anticipación

«La señal del Hijo del hombre aparecerá en el cielo, y se angustiarán todas las razas de la tierra. Varón al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria» (Mat. 24: 30).

Una fría tarde, a fines de febrero, fui a un supermercado para comprar un par de cosas. Al principio, no podía descubrir por qué no había carritos en el frente. Al tratar de entrar en el local, recordé que la gente estaba comprando provisiones Con el propósito de prepararse para una tormenta pronosticada. El supermercado estaba lleno de personas, de pared a pared, y era muy difícil avanzar. Cada rostro reflejaba ansiedad y preocupación. Las filas para pagar se extendían hasta el final de los pasillos. Como tenía muy poco tiempo disponible, decidí ir a otro supermercado.

Al estacionar frente al otro local, miré rápidamente el área buscando carritos. Para mi alivio, vi algunos al lado de la entrada; no había muchos, pero al menos había algunos. En este supermercado también había mucha gente, pero menos que en el anterior. Había espacio para caminar, y las filas eran más cortas. Busqué lo que necesitaba y comencé a hacer fila, preparada para esperar un buen rato. Pasé la mayor parte del tiempo repasando los principios sobre paciencia que habíamos estudiado en la lección bíblica de la semana anterior.

Los meteorólogos habían anunciado una tormenta de nieve, y miles de personas creyeron en el pronóstico y comenzaron las costosas preparaciones para protegerse de la tormenta. Esta experiencia me hizo meditar sobre el regreso de Cristo. Comenzando por sus discípulos, los creyentes han declarado que Jesús viene pronto y que debemos estar preparados. ¿Por qué resulta tan fácil creer a los meteorólogos, pero tan difícil creer a la Palabra de Dios? ¿Cuántas veces se han equivocado los meteorólogos? ¿Alguna vez ha fallado la Palabra de Dios? Él prometió volver, para llevar a su pueblo a casa. «El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero” (1 Tes. 4: 16). ¿Nos estamos preparando con la misma urgencia e intensidad con la que los compradores se preparaban para la tormenta?

BEVERYP, GRON

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