«Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración” (Mat. 21: 22). “Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre” (Juan 15: 16). “Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido» (1 Juan 5: 14, 15).
Hace algunos meses, la Srta. Lee, que es budista, me comentó que su jefe le había dado un mes para llegar a su cuota de ventas, o la despediría. Ella me pidió ayuda y yo le respondí:
-“Puedo orar por ti, pidiendo a Dios sabiduría, misericordia y gracia. También, le pediré que te bendiga con más órdenes de venta».
Al poco tiempo, Dios la bendijo con muchas órdenes de papelería. Ella dice que ahora cree en Dios y que le está muy agradecida por su providencia. Muchas veces, me agradeció por orar por ella y me dijo que seguía recibiendo bendiciones de Dios. Yo le respondí:
-Gracias a Dios, ¡y alabado sea su nombre!
Un tiempo después, la Srta. Lee me dijo que no podía con la gran cantidad de órdenes de venta de la empresa corporativa, porque era muy grande. Ella le dio las órdenes que tenía a su superior, pues este no tenía ninguna, pero me pidió consejo. Yo le dije que ella ya había tomado su decisión.
-Tú podías elegir dárselas a quien quisieras, ya que Dios te bendijo.
Hace unas semanas, Mabel me dijo que su esposo, Philip, estaba en el hospital, por causa de una fiebre muy alta. Le sugerí que lo ungiera. Como yo tenía gripe, le indiqué cómo ungir a su esposo y le dije:
-Cuando lo hagas tú misma verás las maravillas de Dios.
Esa tarde, ella y sus dos hijas visitaron a su esposo. Ella ungió a su esposo con aceite y, en el nombre de Jesús, oró por la voluntad de Dios. Al día siguiente, estaba feliz porque él había abierto los ojos. Mabel le habló a Philip y él respondió. Un poco después, se recuperó lo suficiente como para volver al hogar de ancianos.
«¡Prorrumpa mi boca en alabanzas al Señor! ¡Alabe todo el mundo su santo nombre, por siempre y para siempre!» (Sal. 145: 21). Pedimos, creímos y reclamamos las promesas de Dios.
YAN SIEW GHANG
Lecturas devocionales para mujeres 2018
Bendecida – Ardis Dick Stenbakken