Para que yo no me crea más de lo que soy, he tenido un sufrimiento, una especie de espina clavada en el cuerpo, que como un instrumento de Satanás vino a maltratarme, 2 Corintios 12: 7.
Los cactus se consideran plantas americanas porque todas excepto una de sus 2500 especies están confinadas en América, desde Canadá hasta la punta de Sudamérica. La mayoría de los cactus se encuentra en las tierras casi desérticas del norte de México y el sureste de Estados Unidos.
Cuando pensamos en los cactus, de inmediato pensamos en las espinas que casi todos tienen. Por esas espinas los diferentes cactus reciben sus descriptivos sobrenombres, como palo de puercoespín, flor del látigo, cuerno de cabra, biznaga de estropajo, alfileres de Eva, erizo. Pero esas espinas tienen su razón de ser. No solamente alejan a los animales que querrían comerse a los cactus, también tienen una función muy importante en la vida de estas plantas.
Las espinas ayudan a la planta a vivir en las altas temperaturas del desierto. ¿Te has preguntado cómo sobreviven los cactus donde hace tanto calor? Te lo diré. Las espinas filtran los rayos del sol y ayudan a la planta a enfriarse, al atrapar una capa aislante de aire cerca de la planta. Reducen la evaporación al romper los vientos secos y las corrientes; recolectan gotas de rocío y lluvia, para dejar que esa agua caiga con suavidad al suelo debajo de la planta, donde puede absorber la humedad.
Las espinas son de diferentes tamaños y formas. Siempre están en conjunto, hilera o espiral, y crecen de lugares de la planta llamados areolas. Algunas espinas son cortas y firmes, otras largas y rectas. Algunas son curveadas, otras torcidas, con ganchos, emplumadas o hasta delgadas como cabellos.
El apóstol Pablo mencionó una espina, un problema, en su vida. Algunas personas, como los cactus, naturalmente viven espinosamente. Sin embargo, con Jesús en tu vida habrá menos espinas. No todas se perderán, porque nos ayudan a desarrollar la paciencia. Agradece hoy a Dios por las experiencias espinosas que podrías tener, y aprovéchalas al máximo con ayuda de Dios.
Lecturas Devocionales para Menores 2018
Un Planeta Increíble – Charles C. Case