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Alcatraces

Yo busco mi refugio en el Señor. Es por demás que me digan: «Huye a los montes, como las aves», Salmos 11: 1.

Los alcatraces tienen interesantes procedimientos de despegue y anidación. Hay seis colonias en Norteamérica del alcatraz común, y 24 colonias en Gran Bretaña, Islandia y Francia.

El alcatraz es un hermoso pájaro blanco cuyas alas tienen puntas negras. Los adultos jóvenes tienen motas negras en sus alas hasta que cumplen cuatro o cinco años de edad. Estas aves suelen tener una sola pareja de por vida. Cuando llegan a los nidos de la colonia, se emocionan mucho al buscar pareja. Danzan con sus picos al aire; frotan sus picos y cuellos. Los vecinos se ofenden con facilidad, así que picotean a los recién llegados.

Los alcatraces son hábiles pescadores. Con sus ojos al frente de su rostro, es casi como si usaran binoculares, pues logran ver a los peces cuando vuelan a más de 30 metros de altura. No obstante, suelen pescar desde 15 metros de altura. Cuando ven un pez, caen en picada con una veloz zambullida que los deja bajo el agua. Al golpear el agua pueden salpicar hasta tres metros. Para el alcatraz, la zambullida se amortigua gracias a células llenas de aire que tiene bajo la piel. Se encuentran sobre todo alrededor de su cuello y hombros, y están conectadas a los pulmones, que las controlan.

Los alcatraces hacen sus nidos en la colonia y vuelven al mismo nido año tras año. Tras dejar un único huevo, tanto el macho como la hembra se sientan a incubarlo. El macho probablemente se sienta durante más tiempo que la hembra. Pasados 42 días el huevo eclosiona y ambos padres se dan a la tarea de pescar y alimentar al polluelo. Al aproximarse al nido los padres abren sus picos y el polluelo mete su cabeza para comer el pescado regurgitado.

Como los polluelos de alcatraz confían en sus padres, nosotros, como David, debemos depositar nuestra confianza en Dios. Él nos cuidará mejor que los alcatraces a sus polluelos. Agradece hoy a Dios por su cuidado y protección.

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