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Mateo 11: 28
Las bolsas de plástico están hechas con un derivado del petróleo, un recurso natural no renovable, que tarda muchos años en descomponerse. Además, si algún animal consume estos plásticos, se puede morir. Actualmente existen fábricas ecológicas que hacen bolsas de fácil descomposición con escaso grado de contaminación.
En la antigüedad, los sacos o las bolsas eran usados para guardar los granos de las diferentes cosechas. Eran muy resistentes y ningún grano se caía. Cuando el pueblo de Israel regresó a Jerusalén para reconstruir el templo y se demoró en hacerlo, el profeta Hageo usó la imagen de los sacos rotos para decirle al pueblo que todo era en vano si no buscaban primero a Dios. «Ustedes siembran mucho, pero cosechan poco; comen, pero no se sienten satisfechos; beben, pero se quedan con sed; se abrigan, pero no entran en calor; y el que trabaja a jornal, echa su salario en saco roto» (Hageo 1:6).
Juanita había tenido un día malo en la escuela, todo le había salido mal: la prueba de matemáticas, un manchón de tinta en su carpeta de dibujo y una caída en el recreo. Cuando llegó a su casa, le contó a su mamá todo lo que le había pasado. Ella, con amor, curó «sus heridas» y le leyó este versículo: «Pongan toda su atención en el reino de Dios y en hacer lo que Dios exige y recibirán también todas estas cosas» (Mateo 6:33).
Desafío: Dibuja una bolsa y adentro escribe tu oración a Dios.
Lecturas Devocionales para Menores 2019
Preguntas Grandes y Pequeñas –Stella Romero