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Otra oración desesperada

Lecturas devocionales para Adultos 2019

Respóndeme, Jehová, respóndeme. 1 Reyes 18:37

La irrupción súbita de Elías en el palacio para denunciar la corrupción del rey y anunciar el castigo divino precipitó hechos dramáticos en Israel. Todo sucedió con la fuerza y la violencia con las que caen las aguas del Niágara.

Acab había hecho «lo malo ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes de él» (1 Rey. 16:30). Su maldad solo era superada por la de su esposa, Jezabel, una sacerdotisa fenicia, hija de un dictador, que llegó a Israel bajo el régimen de política exterior que refrendaba acuerdos internacionales mediante casamientos, y que pretendía destruir la religión hebrea. Para eso debía desmantelar el sistema de culto y de educación vigente. Y así comentó a perseguir y matar a los profetas de Jehová, para sustituirlos por los de Baal y Asera, dioses fenicios. Para entonces, el pueblo vivía en apostasía, dudando del Dios verdadero (1 Rey. 18:21).

Una sequía de tres años y medio fue el recurso didáctico que empleó la  Providencia para demostrar la inoperancia de aquellos dioses. Pasado aquel período, Dios le dijo a Elías que haría llover sobre las sedientas llanuras de Israel (vers. 1), y que para eso convocara en el Monte Carmelo a toda la nación y a los 850 profetas: 450 de Baal y 400 de Asera (vers. 19). La controversia acerca del verdadero Dios se dirimiría por medio de una prueba milagrosa: se sacrificaría un buey sin intervención humana, ¡solo con la acción divina!

¡Parecía una lucha desigual! Pero Elías sabía que con Dios somos mayoría.

Durante horas, los sacerdotes paganos clamaron a Baal para que cayera fuego del cielo, pero fracasaron. Cuando le tocó el turno a Elías, clamó con desesperación: «Respóndeme, Jehová». ¡Y se produjo el portento! Un acontecimiento, único en la historia: un estampido violento hizo temblar el monte, y cayó fuego sobre el altar y consumió al animal, la leña y aun las piedras (vers. 38). Entonces, el pueblo, que dudaba de Dios (vers. 21), postrado de pavor dijo: «¡Jehová es el Dios!» (vers. 39).

¿Dudas del Todopoderoso? ¿Claudicas entre dos pensamientos? Si no sabes adónde vas, los vientos jamás soplarán en tu favor (ver Sant. 1:6).Dios te llamó y te protegió en el pasado! ¡Recuérdalo! ¡Con él, eres mayoría (Rom. 8:31)!

Oración: Gracias, Señor, porque tú eres Dios por sobre todos los dioses.

Lecturas Devocionales Para Adultos 2019
Las Oraciones más Poderosas de La Biblia – Ricardo Bentancur