“Pondrá la marca de la alianza en el corazón de ustedes y en el de sus descendientes, para que lo amen con todo su corazón y con toda su alma, a fin de que tengan vida” (Deuteronomio 30:6).
No, no existían corrales solos o aislados. Lo que había eran caballerizas o establos (2 Crónicas 32:28). Eran refugios cubiertos para albergar y alimentar a los animales domésticos (caballos en particular, y ganado en general). En Palestina, la «caballeriza” casi siempre formaba parte de la casa del dueño.
Cierta vez, el profeta Amós tenía un mensaje que comunicar al pueblo de Israel y miró a su alrededor para ilustrarlo. Entonces vio el andar de los caballos que podían trotar, galopar y correr. Pero no podían trepar una montaña pues sus patas no tienen fuerza, ya que están cubiertas de huesos, tendones, cartílagos, pero no de músculos.
Entonces, le enseñó lo siguiente al pueblo de Israel: así como los caballos no pueden trepar las peñas, tampoco nosotros somos capaces de hacer todas las cosas. No somos perfectos, estamos limitados. Pero hay algo que sí podemos hacer y es amar a Dios con todo nuestro corazón. El texto bíblico dice así: “Pondrá la marca de la alianza en el corazón de ustedes y en el de sus descendientes, para que lo amen con todo su corazón y con toda su alma, a fin de que tengan vida” (Deuteronomio 30:6).
Desafío: Recorta papeles rojos de diferentes revistas y diarios. Pégalos en otro papel, formando un corazón. Abajo, escribe “Yo amo a Dios”.
Lee más en la Biblia, [Amós 6:12].
Lecturas Devocionales para Menores 2019
Preguntas Grandes y Pequeñas –Stella Romero