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Ilustración

Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

1 Corintios 2:16.

Lograr identificarte con Cristo es lo más glorioso que puede ocurrirte. Eso le ocurrió al joven John Nevins Andrews, el más grande erudito que ha tenido la Iglesia Adventista.

El pastor Andrews fue el primer misionero adventista del séptimo día en Europa. En 1874 fue enviado a establecer la iglesia en Suiza. El libro The History of the Sabbath and the First Day of the Week (Historia del sábado y del primer día de la semana) es producto de su pluma.

John Nevins Andrews fue también el tercer presidente de la Asociación General, del 14 de mayo de 1867 al 18 de mayo de 1869. Fue precedido únicamente por John Byington y Jaime White.

Este gigante de las letras, estudiante esforzado y hombre santo fue también el editor de la revista oficial de la iglesia, Review & Herald, desde 1869 – 1870.

Aunque vivió solo 54 años, John Nevins Andrews se distinguió como uno de los mejores escritores que jamás hayamos tenido, y estuvo asociado muy de cerca con los esposos White en la dirección y la tarea de evangelización de la iglesia naciente. El pastor Andrews fue pionero en el occidente de Europa. Dios lo guio para reunir los grupos esparcidos que guardaban el sábado en Inglaterra y en el continente, y para organizar la iglesia en Europa, cuya oficina central fue establecida en Basilea, Suiza.

Ya sea en el campo misionero o en su tierra natal, el pastor Andrews sirvió a Dios y a la iglesia al límite de sus fuerzas y de su potencial. Murió en el servicio activo. Hoy, una de nuestras universidades, ubicada en Berrien Springs, Michigan lleva su nombre.

Dios necesita jóvenes y señoritas como el pastor Andrews, que posean las virtudes activas: fe y visión, liderazgo y espíritu emprendedor, y una gran fortaleza de espíritu. También necesitan las virtudes pasivas: abnegación y mansedumbre, lealtad a la iglesia y, sobre todo, un gran amor por su Salvador.

Ora y estudia, sobre todo las Escrituras, para que seas un cristiano espiritual y un día tengas la mente de Cristo. Dedica a Dios tus talentos y recursos, tu tiempo y tus facultades físicas. Y como John Nevins Andrews, llegarás a ser para Dios un campeón de la verdad.

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