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Romance

Lecturas devocionales para Jóvenes 2019

Cuando Jehová haga bien a mi señor, acuérdate de tu sierva.

1 Samuel 25:31.

Cuando Abigail regresó de su encuentro con David, Nabal estaba celebrando a esquila con sus criados, comiendo y bebiendo al extremo de la gula. La prudente mujer no le dijo a su marido lo que había hecho. Esperó a que se le pasara la borrachera, pero al siguiente día le informó de todo lo que hizo para salvarlo de la muerte y preservar sus propiedades. Ella anhelaba una palabra de reconocimiento y tal vez de gratitud, pero Nabal se encendió en ira y quedó mudo y paralizado.

Diez días después, a pesar de los esfuerzos de los médicos y de los mejores cuidados de Abigail, Nabal murió. Cuando David se enteró de los acontecimientos recientes en Carmel, mandó llamar a Abigail, pues le había prometido protección, pues ella le había pedido: “Cuando Jehová haga bien a mi señor, acuérdate de tu sierva” (1 Sam. 25:31). Las nupcias se celebraron en algún lugar de Judá, donde David, el relámpago de Dios, corría sus aventuras al amparo de los ángeles.

Así termina la historia de aquel marido necio que en poco más de diez días perdió sus riquezas, su vida y su mujer. Así termina la historia de la bella que en poco más de diez días dejó de ser la pareja de la bestia, para ser la esposa del príncipe.

Lo mejor que un marido cristiano puede hacer es valorar a su mujer, protegerla, amarla, sustentarla, y permitir que desarrolle su potencial conforme a la Palaba de Dios. Si el marido no es cristiano y su mujer sí lo es, lo mejor que puede hacer es abrazar la misma fe, que él será el primer beneficiado.