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Oración por seguridad espiritual

Lecturas devocionales para Adultos 2019

Yo ruego por ellos […] y ya no estoy en el mundo; mas estos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre.

Juan 17:9-11.

En la oración de Juan 17:9 al 11, Jesús asume el gran oficio de Intercesor. «Yo ruego por ellos» es una oración solemne ante el Padre, que expresa el amor por todos los hijos de Dios de todos los tiempos. Ahora, el Maestro se convertirá en pocas horas en el Salvador y Sumo Sacerdote de su pueblo, en Intercesor de los que «han creído que tú me enviaste» (vers. 8).

Esta oración marca un momento crucial de su obra redentora. La tarea de revelar a Dios ante el hombre se ha completado (vers. 6-11): “Ya no estoy en el mundo” (vers. 11). La tarea de interceder ante Dios por los hombres está comenzando (vers. 9-11). Esta oración revela el oficio permanente del Cristo resucitado.

El Hijo ora por los que son suyos. Dios cuida a los que son suyos. El Padre tiene una herencia que cuidar y el Hijo una por la cual orar; es decir por “los que han de creer en mí por la palabra de ellos” (vers. 20). Allí estamos incluidos tú y yo.

La razón más importante de su oración es la soledad de los hijos de Dios en tierra enemiga (vers. 11-18). La partida de Jesús tuvo una doble consecuencia: la entrada en el Santuario celestial, para interceder por los creyentes que quedan solos en el mundo. “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos” (Mat. 10:16).

Jesús sabe que tú y yo vivimos en un mundo de dolor, de soledad y angustia, de fatigas, de tensiones y de guerras, de hambre, de muerte. No somos culpables de estar aquí, pero Jesús intercede por nosotros para que Dios nos guarde con la misma solicitud que él guardó a los suyos cuando estuvo en la Tierra (Juan 17:12). ¿Has pensado en las muchas veces que Dios ha guardado tu vida por la intercesión amorosa de Jesús?

«Cristo estaba continuamente recibiendo del Padre a fin de compartir lo recibido con nosotros […]. Él vivió, pensó y oró, no para sí mismo, sino para los demás» (LO 304).

¡Jesús está orando por ti cada día!

Oración: Señor, gracias por orar por mi.