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Preparados para el día menos esperado

Reflexiones Matutinas

Entre la alegría y el regocijó de la celebración se denotaba como daban gracias a Dios por el festejo, no era un día cualquiera ya que se encontraban celebrando el cumpleaños de Ana una anciana que había llegado a sus 98 años de edad.

Ella había pedido a su familia que el día de su cumpleaños se desarrollara una vigilia con todos y así fue todos se reunieron en su casa. En el transcurso de la actividad ya entrada la noche ella pidió ir a descansar un momento para recuperar fuerzas, con poca ayuda fue llevada a su habitación donde se acostó a descansar un momento en su cama y pidió que se le llamara para proseguir su participación como festejada.

Pasado un breve tiempo dos nietas de la anciana fueron a tocar la puerta para que ella se levantara, al notar que ella no respondía decidieron entrar a la habitación a despertarla, parecía como si ella tenía un sueño profundo y no reaccionaba, una de las nietas decidió en tocarla y sintió que el cuerpo de su abuela estaba frio.

En el momento ellas se dieron cuenta que la anciana había fallecido, una muerte instantánea. Tal como ella lo pedía en sus oraciones, que el día que Dios la llamara a su presencia fuera como un sueño para no aquejar dolor ni enfermedad.       

“Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Si dice el Espíritu, descansaran de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.”    

Apocalipsis 14:13

En su mayoría todo ser humano sabe la fecha de su nacimiento, la hora, los minutos y los segundos. Pero todos desconocemos el día de nuestra partida de la tierra y las circunstancias en que partiremos.

La palabra de Dios nos invita a estar preparados para ese día  y nos da la confianza que solo es un proceso que todos debemos pasar. Este proceso muchas veces trae consigo a la familia o allegados del que ha partido tristeza y dolor.

Posiblemente hayas experimentado una pérdida de un ser amado el dolor aun te invade y la melancolía es como un pan de cada día, en esos momentos es donde Dios nos da esa fortaleza para seguir adelante y ver que todo aquel que a partido está en un gozo eterno y Dios desea que igual nosotros podamos tener ese consuelo mediante su Espíritu Santo para proseguir en la vida.

Por Reflexiones Matutinas