Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, esa será alabada.
Proverbios 31:30.
Cuando una señorita se enamora de un joven y se casa con él, jura serle fiel, afrontar la vida junto a él y compartirlo todo. Por lo regular, mientras la boda se desarrolla, no pensamos en que van a llegar días difíciles, temporadas muy malas, en las que quizá no habrá nada (a veces aun el amor parecerá haber desaparecido). Escuchamos las palabras, “en las buenas y en las malas” y “hasta que la muerte los separe”, y nos suenan agradables. Pero cuando el pastor nos pregunta si aceptamos a ese hombre, y respondemos: “Sí, acepto», adquirimos una gran responsabilidad.
La esposa de Job, madre, ama de casa y patrona de muchos empleados, se había casado con un hombre ejemplar, justo y temeroso de Dios. Job era reconocido y amado por su bondad. Era próspero, y ella, una de las damas más admiradas del pueblo. Su familia era numerosa, renombrada y feliz. Pero las pruebas estaban por llegar y no las intuía. ¿Qué haría esa mujer sabia y temerosa de Dios cuando soplara el vendaval?
El texto de hoy dice que vana es la hermosura, que la mujer que teme al Señor, esa será alabada. Y tú, ¿buscas esa hermosura interior? Quizás en esta tierra no recibas un reconocimiento público por ser fiel a tu Dios, ni siquiera un reconocimiento privado, pero ten la certeza de que en los libros del cielo no hay un acto que no sea considerado por nuestro Dios y Salvador. Jesús conoce tu fidelidad, observa cuánto te esfuerzas por lograr la armonía y la unidad en tu hogar. También conoce tus tristezas, sufrimientos, decepciones y derrotas, y te está preparando una recompensa mucho más valiosa que la terrenal.
No te desanimes ante la adversidad. Permanece fiel a Dios, cumpliendo tu deber de esposa, madre y ama de casa. Tu recompensa, aunque no puedes verla en esta vida, es una recompensa segura, porque Aquel en quien has creído es fiel.
Con esta certeza vive el día de hoy, cuidando tu hogar, tu principal campo de trabajo misionero en un mundo donde otros hogares se tambalean. Sí, mujer temerosa de Dios, un día serás alabada y reconocida por tu noble y fiel labor. -BR
