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Un instrumento santificado

Matutinas para Jóvenes 2020

«¿Hallaste esposa? ¡Has hallado el bien! ¡Has alcanzado el favor del Señor!»

(Proverbios 18:22)

El matrimonio de Isaac y Rebeca es de las una historias más conmovedoras de la Biblia sobre cómo Dios puede unir a un hombre y una mujer. Resulta muy emocionante leer el capítulo 24 de Génesis y contemplar cómo la confianza en Dios es el elemento que une a todos los personajes de la historia: Abraham, Eliezer. Isaac y Rebeca.

Todos actuaron por fe. Y el Señor no decepcionó a nadie. Al final, Isaac conduce a su novia a la tienda de su madre para hacerla su mujer. ;¡Apasionante relato! El asunto es que ahí no termina la historia. El soñado matrimonio enfrentará complejas circunstancias que estremecerán sus cimientos, incluyendo el engaño sobre su situación matrimonial (que casi le cuesta a Isaac la pérdida de su esposa), el favoritismo hacia los hijos, la mala relación entre los hermanos, así como unas nueras que amargarán la vida de los abuelos al final de su vida (Génesis 26:34, 35).

Es cierto. Un matrimonio que se inicia con la bendición de Dios no está exento de atravesar duras tormentas en la vida. Lo que sucede es que, en realidad, nunca sabemos con quién nos estamos casando, únicamente lo suponemos. Incluso si lo hacemos con la persona correcta, como en el caso de Isaac y Rebeca, esta cambiará al poco tiempo. Una vez casados ya no volvemos a ser los mismos. La edad nos cambia. Los hijos nos cambian. Los golpes de la vida nos cambian. Ya no somos los mismos jóvenes idealistas. Por eso es muy importante aprender a amar y cuidar al extraño «personaje» con quien te encuentras casado.

Ni Isaac ni Rebeca eran perfectos. Ambos tenían serios fallos de carácter que les resultaban imperceptibles. Los dos provenían de familias temerosas de Dios, pero eso no los eximía de su profunda necesidad de ser transformados por el Señor. Los defectos de carácter que pueden llegar a esclavizarte son aquellos de los que tú no eres consciente y, si te niegas a reconocerlos, van a controlar tu vida (Timothy Keller, The Meaning of Marriage, edición Kindle). El enlace matrimonial de aquellos jóvenes hebreos sacó a la luz terribles vicios que había que superar.

El matrimonio es un agente santificador que evidencia tus defectos de carácter para que, junto con tu pareja, acudas al Padre celestial pidiendo su poder transformador. Nunca será fácil reconocer tus fallos, pero así, las tormentas que la vida te depare verán mucho más navegables.

Suplica hoy al Señor que te ayude a adoptar una buena actitud cuando emerjan los defectos de tu carácter.