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El profeta Jeremías

Matutinas para Menores 2020

«Yo, el Señor, que investigo el corazón y conozco a fondo los sentimientos; que doy a cada cual lo que se merece de acuerdo con sus acciones».

Jeremías 17:10

-Hoy conoceremos más acerca del profeta Jeremías -comenzó el padre-. Imaginemos que es él mismo quien nos habla.

«Buenos días, me llamo Jeremías. Dios me llamó a su servicio cuando yo era aún joven. Me dijo que estaría conmigo y me ordenó que no me casara ni tuviera hijos, porque el futuro que le esperaba al pueblo de Dios sería el hambre y la guerra.

Me tocó vivir la reforma del rey Josías, y espere que el pueblo volviera a Dios, pero su emoción pasó rápido. Después de la muerte de este buen rey, le sucedieron otros rápidamente. Tuve que padecer mucho por causa de mis mensajes.

Cuando el rey Joacim, hijo de Josías, reinaba, le pedí a Baruc que escribiera en un rollo el mensaje que Dios me había dado y fuera a leerlo al templo. Así lo hizo Baruc, y después lo leyó ante el rey, que tomó el rollo y lo quemó. El rey no quiso escuchar la Palabra de Dios.

De nuevo le pedí a Baruc que lo escribiera. En tiempos del rey Sedequías, me colocaron dentro de una cisterna. No tenía agua sino lodo, así que me hundí en él. Un siervo etíope se compadeció de mí, y le pidió permiso al rey para rescatarme. Me sacó de aquella cisterna y Dios lo bendijo.

Supliqué al rey Sedequías que se entregara al rey de Babilonia, de esa manera no le pasaría nada a él, al pueblo ni a la ciudad, pero no me hizo caso, porque sus consejeros no estaban de acuerdo. Él era un rey débil que se dejaba dirigir por otros.

Cuando llegaron los babilonios a destruir la ciudad y llevarse a los cautivos, a mí me trataron bien y me preguntaron si prefería ir a Babilonia o quedarme; preferí que darme en Judá. Sufrí al ver que el pueblo no escuchó la Palabra de Dios. Te animo a que siempre la obedezcas.

Tu oración:

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¿Sabías que?

Al profeta Jeremías se le conoce como «el profeta llorón».