«Sublime gracia» es un clásico de la música cristiana y uno de los himnos más queridos de varias generaciones. Se estima que este himno se interpreta una media de diez millones de veces al año y se ha grabado en más de 11,000 discos diferentes. Fue escrito por John Newton, un británico cuya madre puritana lo crio como un buen hijo de Dios.
A pesar de ello, Newton pasó una oscura etapa en la vida, porque fue comerciante de esclavos. Él mismo admitió haber sido cruel con ellos, de lo cual se arrepintió profundamente antes de convertirse en pastor protestante.
Habiendo conocido desde dentro la profesión de negrero y habiendo participado plenamente de ella, John Newton pasó a ser abolicionista, y dedicó gran esfuerzo a luchar contra la práctica del comercio de esclavos. Esto sucedió como consecuencia de su conversión.
No fue hasta que se encontró en África muy enfermo que John reconoció su necesidad de un Salvador, confesó su fe en Cristo y le pidió al Señor que tomara las riendas de su vida. Pidiendo perdón por su pasado esclavista, escribió: «Siempre será un objeto de una humillante reflexión para mí que yo era un instrumento activo en un negocio en el cual ahora mi corazón se estremece».
Así dice parte de la letra del maravilloso himno que compuso:
«Sublime gracia del Señor
que a un infeliz salvó;
yo ciego fui, mas veo hoy,
perdido y él me halló.
Su gracia me enseñó a temer,
mis dudas ahuyentó.
¡Oh, cuán precioso fue a mi ser
cuando él me perdono!».
Querida amiga, ¿cuál será tu cántico en este día? ¿Eres capaz de ver que el Señor, así como obra en la vida de personas como Newton, también lo hace en tu vida? ¿Puedes comprender el cambio al que te está llamando cada día?
¿Te has detenido a reflexionar en la magnitud del perdón que te ofrece si es que hay alguna conducta de tu pasado que te pesa tanto que no te deja avanzar? ¿Has aceptado por fe la gracia de Cristo, el perdón total que te ofrece mediante su muerte en la cruz? Si has sido ciega a estas y otras cosas, recuerda que él puede devolverte la vista.
«¡Canten al Señor una canción nueva, pues ha hecho maravillas!»
Salmo 98:1