Categories

Archivos

El secreto mejor guardado

Matutinas para Jóvenes 2020

«El chismoso traiciona la confianza; no te juntes con la gente que habla de más»

Proverbios 20:19, NVI

La iglesia de Corinto fue motivo de una enorme preocupación para el apóstol Pablo. Se trataba de una congregación muy conflictiva. En una de sus cartas, el siervo de Dios confiesa a la hermandad: «En realidad, me temo que cuando vaya a veros no os encuentre como quisiera, ni vosotros me encontréis a mí como quisierais.

Temo que haya peleas, celos, arrebatos de ira, rivalidades, calumnias, chismes, insultos y alborotos» (2 Corintios 12:20, CST). El chisme es un verdadero lastre que afecta las relaciones humanas en sus diferentes ámbitos.

Por eso es necesario combatirlo de manera decidida. Tratando de luchar contra los terribles efectos del chisme, en 1752, un grupo de caballeros, incluyendo a John Wesley, que fueron apodados metodistas, firmaron un solemne pacto de seis artículos:

No escuchar o andar inquiriendo algo malo de los demás.

En caso de escuchar algo malo de alguno de ellos, no estarían prestos a creerlo.

En la medida de sus posibilidades, comunicarían lo que habían escuchado hablando o escribiendo a la persona implicada.

Hasta que hicieran esto, no escribirían o hablarían sobre el asunto a ninguna otra persona.

Ni siquiera se referirían al asunto sin antes haber seguido las primeras pautas.

No harían ninguna excepción de alguna de estas reglas a menos que se sintieran absolutamente obligados a hacerlo en una reunión (P.L. Tan, Encyclopedia of 7700 Illustrations: Signs of the Times, Garland, TX: Bible Communications, Inc., 1996, p. 526).

¿Una exageración? Lo cierto es que las habladurías no son inofensivas. Sus efectos llegan a ser terribles. Por eso, la Biblia dice claramente: «No te dejes llevar por falsos rumores. No te dejes llevar por el impío para ser testigo falso» (Éxodo 23:1).

Presta atención a lo siguiente: «Nuestros pensamientos producen nuestras palabras, y nuestras palabras tienen una reacción sobre nuestros pensamientos, adquirirá la costumbre de hablar cuidadosamente, sabiendo que hay un Testigo de cada palabra que pronuncia.

Cuando los sentimientos se excitan, y el habla se exagera, el modo de hablar siempre es extremo. Actúa y reacciona sobre nosotros mismos» (La voz: educación y uso correcto, p. 139). Por eso cuanto más se repite una mentira la mente puede llegar a aceptarla como una verdad.

Este día pide al Señor que te ayude a no dejar que las habladurías afecten tu vida.