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Un sueño importantísimo

Matutinas para Menores 2020

«Echa tu pan al agua; después de algún tiempo lo encontrarás».

Eclesiastés 11:1

—Quiero contarles en forma resumida la historia del libro Por sendas extraviadas; lo tenemos aquí, en casa -comenzó la mamá—, Espero que lo lean más adelante. Se trata de la historia real, muy conmovedora, del joven Haroldo Wilson. Haroldo creció en un hogar cristiano, pero se quedó huérfano de padre cuando era niño, y su madre lo educó en los caminos de Dios.

Aunque entendía que había sido dedicado para servir a Dios, cuando creció se apartó de sus caminos y se volvió alcohólico. Las súplicas constantes de su madre para que se portara bien le molestaban. Es más, se burlaba de la fe de ella y decidió irse a trabajar como marinero; además, le prohibió que le hablara de Dios.

-¡Qué triste para su madre saber que su hijo se iba! —lamentó Susana.

-Una noche, su madre tuvo un sueño. Se veía en el cielo -continuó la mamá—, se encontraba con su esposo, y este le preguntaba por Haroldo. Entonces escucharon la voz del hijo, que decía: «Aquí estoy». La madre no lo podía creer, pero le preguntó cómo es que había sido salvado. Le respondió que la Biblia subrayada que le había puesto en el fondo de la maleta y las palabras de dedicatoria de ella lo habían hecho reaccionar.

-¡Qué bonito sueño! —comentó Mateo.

-La madre se despertó, y aunque no creía en la veracidad de los sueños, juntó todo el dinero que pudo. En ese tiempo las Biblias eran caras, pero compró la mejor con lo que le alcanzó. Se tomó el tiempo de subrayar los versículos más hermosos, desde Génesis hasta Apocalipsis.

-¿Se tardó mucho? —preguntó Mateo.

—No lo sabemos, pero sería bueno que nosotros hiciéramos lo mismo, ¿no les parece? -concluyó la mamá.

Tu oración:

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¿Sabías qué?

La primera traducción del Antiguo Testamento del hebreo al griego se llama Septuaginta (LXX).