«A algunos que dudan, convencedlos»
Judas 1:22
Dudar, vacilar, estar indeciso entre dos opciones puede generar tensión y ansiedad en las personas. Son varias las dudas que se pueden presentar a nuestra mente, pero consideraremos algunas de las principales que se relacionan con el ámbito espiritual.
La Biblia es clara al manifestar que las dudas constituyen lo opuesto a la fe y que pueden ser un obstáculo para recibir grandes bendiciones (Santiago 1:5-8). Aun así, Tomás, Juan el Bautista, Nicodemo y muchos otros lucharon contra dudas de la misma naturaleza de las que nosotros tenemos que enfrentar.
A sus veintidós años, Martin Lutero ingresó a un monasterio agustino para dedicarse al ayuno, la oración, las buenas obras y la confesión constante. Pero en lo íntimo de su corazón sentía que su sinceridad y sus buenas obras no eran suficientes para liberarlo de sus pecados, ni tampoco para agradar a Dios.
Al poco tiempo, este joven fraile fue ordenado sacerdote y, posteriormente, obtuvo el título de doctor en Biblia en la Universidad de Wittenberg, donde también enseñaba teología. Pero cuanto más estudiaba la Biblia, más evidentes se hacían los errores en los que había creído, los mismos que enseñaba la iglesia. Como consecuencia, debió enfrentar mucha oposición externa, poniendo incluso en riesgo su propia vida; sin contar sus luchas internas, que no fueron pocas.
El libro El conflicto de los siglos refiere cómo Lutero cavilaba en sus pensamientos, diciéndose: «“¡Tú solo eres sabio? ¿Todos los demás están errados? ¿Qué sucederá si al fin de todo eres tú el que estás en error y envuelves en el engaño a tantas almas que serán condenadas por toda la eternidad?” Así luché yo contra mí mismo y contra Satanás, hasta que Cristo, por su Palabra infalible, fortaleció mi corazón contra estas dudas» (pág. 133).
¡Qué maravilloso ejemplo! Toda duda, que atañe al mundo espiritual, puede ser disipada por el poder de la Palabra de Dios. Podemos vencer las dudas, tal como lo hizo Lutero, al fundamentar nuestras creencias en la Palabra Santa.
«El lenguaje de la Biblia debe explicarse de acuerdo con su significado manifiesto, a no ser que se trate de un símbolo o figura» (El conflicto de los siglos, pág. 584). Es cierto que algunos pasajes resultan más difíciles de comprender, sin embargo, en lugar de cuestionar toda la Escritura por esos singulares pasajes, podemos prestar atención a aquello que sí entendemos, así nuestra fe se fortalecerá.
¿Tienes dudas acerca del amor o del perdón de Dios? ¿Cavilas en tus pensamientos acerca de tu propia experiencia religiosa? ¿Te invaden pensamientos de duda y temor? Puedes echarlos fuera por el poder infalible de la Palabra de Dios.