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“Cuando dije ‘Sí, quiero’, no me refería a lavar la ropa». – Anónima

Matutina de Adolescentes

«Luego Dios el Señor dijo: ‘No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada'»

Génesis. 2:18

Permítanme invitar a los hombres solteros de entre mis lectores a buscar Génesis 2:18 en su Biblia. El Señor Dios dijo algo como «No es bueno que el hombre esté solo. Le haré una ayuda idónea. De otra forma, los platos nunca llegarán al lavavajillas».

Soy uno de esos cuya estrategia para lavar la loza puede resumirse en esta frase: «Dejémosla en remojo un poquito más». En ocasiones especiales, como cuando hay un eclipse completo de Sol, ayudo con la loza; pero en general, me alegra dejar que mi esposa se encargue.

Una de las razones por las que respaldo el matrimonio como una de las grandes ideas de Dios es que a veces tu cónyuge se hace cargo de las tareas que tú odias. Si yo hubiera sabido con anticipación que Lori plancharía mis camisas, habría adelantado la fecha de la boda seis meses.

Casi puedo oírte decir: «Tienes a una esposa lavando la loza y planchando todo. Exactamente, ¿qué es lo que haces tú para ayudar en la casa?»

Bueno, esa es una buena pregunta, aunque no me agrada tu tono de voz.

Quiero que sepas que yo hago mi parte de los quehaceres domésticos. Más o menos cada seis meses, cambio el aceite del auto.

Acotación de Lori: Qué increíble. Conduces hasta el servicio técnico y lees las revistas mientras ellos trabajan.

Mi argumento es que el matrimonio es práctico para que se hagan más cosas en la casa. Por supuesto, no deberías casarte a los trece años solo para obtener ayuda en la limpieza de tu habitación. Espera hasta que llegue el momento adecuado.

Qué alivio es confiar en que otra persona puede ocuparse de las cosas que parece que tú no haces muy bien. Realmente nos necesitamos unos a otros en el hogar, en la iglesia y en el mundo. Cuando enfrentes las pequeñas arrugas de la vida, es útil tener a alguien que contribuya con el planchado.