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Perdón divino

Matutinas para Adultos 2020

«Deje el impío su camino y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar»

Isaías 55:7

Manasés tenía solo doce años cuando comenzó a reinar y gobernó el reino de Judá durante cincuenta y cinco años. La Biblia registra que «hizo lo malo ante los ojos de Jehová» (2 Crónicas 33:2), pues construyó templos y edificó altares a dioses paganos y rindió culto a las estrellas en el atrio mismo del templo de Dios.

También quemó a su propio hijo, ofreciéndolo como sacrificio a los ídolos; practicó la magia, la adivinación y la hechicería y consultó a médiums y brujos. Fue uno de los reyes más idolatras y sanguinarios de Judá y «se excedió en hacer lo malo ante los ojos de Jehová» (vers. 6).

Su maldad se amplificó al extenderse al pueblo que gobernaba, llevándolos a pecar más que las naciones que Dios había destruido (vers. 9). Por intermedio de los profetas, Dios reprendió reiteradamente la maldad de Manasés, enviándole mensajes de juicio y amonestación. Pero los mensajes fueron despreciados y los mensajeros eliminados.

El texto bíblico de hoy había sido pronunciado por el profeta Isaías a oídos de Manasés. Pero, aunque el profeta fue asesinado, tales palabras siguieron haciendo eco en su endurecido corazón. Como consecuencia de su maldad, Dios permitió que el rey y su pueblo fuesen llevados cautivos a Babilonia.

Y «cuando [Manasés] se vio en angustia, oró a Jehová, su Dios, y se humilló profundamente en la presencia del Dios de sus padres. Oró a él, y fue atendido; pues Dios oyó su oración y lo hizo retornar a su reino en Jerusalén. Entonces reconoció Manasés que Jehová era Dios» (vers. 12-13).

¿Te parece justo que, habiendo sido tan malvado fuese restaurado a su reino tan rápidamente? ¿No crees que, antes de ser restituido, debiera haber demostrado que estaba arrepentido? Aunque no sean enunciadas, tales creencias son compartidas por muchos profesos cristianos.

En el corazón de muchos, existe la idea de que, para ser perdonados, debemos demostrar, primeramente, que somos merecedores. A veces, también exigimos en las personas que nos han hecho daño un cambio de conducta antes de perdonarlas.

Pero Dios no actúa así con nosotros. Dios no desprecia al corazón contrito y humillado (Salmos 51:17). A cuantos acuden a él confesando sus pecados, el perdón les es concedido pronta y gratuitamente.

Si te has extraviado, no esperes hasta mostrar una mejora para buscar a Dios. Si te sientes lejos de Dios, vuélvete a él sin demora. Recuerda que el Señor tendrá de ti misericordia… y será amplio en perdonar.