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“Nunca deberías presionar el botón de ‘repetición’ cuando la vida te da una señal de alarma”. – Robert Liano

Matutina de Adolescentes

«¡Así que ustedes también deben estar alerta! Porque no saben el día ni la hora de mi regreso»

Mateo 25:13, NTV

Un verano pasé una semana visitando a mi prima Lisa en New York. Ella tenía un ático enorme que era dormitorio y sala de juegos, y estaba a gran altura, por encima de los árboles. Nos divertimos muchísimo allí.

Pero, algo me molestó durante mi visita. A Lisa, que dormía profundamente, le costaba mucho despertarse. Ponía su alarma una hora antes del horario en que teníamos que levantarnos por la mañana.

Digamos que nos levantábamos a las ocho. Ella hacía que la alarma sonara a las siete. Entonces se quejaba y, con los ojos cerrados, apretaba, el botón de «repetición». Luego se volvía a dormir profundamente hasta que la alarma volvía a sonar, cinco minutos después. Ella hacía esto durante una hora… hasta que realmente teníamos que levantarnos.

Mientras tanto, yo me quedaba acostada en la cama, completamente despierta (e irritándome cada vez más con cada alarma). Mi sueño es muy liviano, así que me preguntaba: «¿Por qué no puedo volver a dormirme yo también? ¿Cuál es mi problema?»

Mientras, he llegado a comprender que nuestra manera de dormir probablemente no marque una gran diferencia para la eternidad. Lo que sí importa es como dormimos espiritualmente hablando.

¿Recuerdas las diez vírgenes que esperaban al novio (Mat. 25)? Se quedaron dormidas porque él «tardaba en llegar».

Exactamente hace 175 años hoy, los pioneros adventistas esperaban que Jesús regresara. Habían malinterpretado las profecías y pensaron que la Segunda Venida sería el 22 de octubre de 1844. ¡Realmente se chasquearon! De hecho, ese acontecimiento se conoce como «el Gran Chasco».

Si yo hubiera sido uno de esos pioneros adventistas que esperaban el regreso de Jesús, o una de las vírgenes que esperaban al novio, creo que no habría podido dormir: habría estado demasiado emocionada.

Pero Jesús estaba contando una parábola para animarnos a estar espiritualmente atentos y preparados para su regreso… cuando quiera que sea. Así que quédate en la cama mientras puedas y duerme lo suficiente. Pero, en tu vida espiritual, mientras esperas el regreso de Jesús, no tengas solo el sueño liviano. ¡Permanece despierto!