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“Podemos quejarnos porque los rosales tienen espinas, o regocijarnos porque las espinas tienen rosas». – Alphonse Karr

Matutina de Adolescentes

«Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús»

1 Tesalonicenses 5:16-18

Estoy sintiendo un ataque de gratitud. En este instante, estoy agradecido por las duchas calientes. Saca la ducha caliente, y verás que los estándares de familiares de limpieza personal caen con tanta rapidez que pensarás que estás en un campamento de adolescentes. Pronto podrías salir una noche a escuchar a la orquesta Sinfónica y descubrir que hasta la élite de la sociedad olería como la jaula de los monos en el zoológico.

También estoy agradecido por los rollos de canela y las tardecitas de verano, y porque el perro no me muerde muy seguido.

Pero, no necesito sentirme agradecido si no quiero. Como feriado, el Día de Acción de Gracias* es inevitable. Sin embargo, como sentimiento, es totalmente opcional.

Puedes expresar agradecimiento por las frambuesas frescas, o puedes quejarte porque sus semillitas se te quedan metidas entre los dientes. Puedes sentirte triste por no poder comprar un par de zapatos de marca, o puedes estar agradecido de que tu papá ni sepa cuántos pares de zapatos ya tienes.

Si lo miras de la manera adecuada, en todo hay una razón para estar agradecido (salvo los huracanes y esas etiquetitas que les ponen a las frutas).

Esta actitud de «dar gracias en todo» también es palpable con uno de mis parientes que, de joven, tuvo que vivir en una camioneta Chevy de 1972. «Es cierto que hacerlo era frío, apretado y desafiante en lo higiénico», dice él. «Y solo una mujer de mente muy abierta se plantearía salir en una cita conmigo. Pero, por otro lado, no había responsabilidades ni cuentas para pagar. Tenía el máximo de movilidad y muchísimo aire fresco».

Por eso, trato de ser agradecido en toda circunstancia; detenerme y notar las cosas buenas que hay a mi alrededor. Sea que tome una ducha de agua caliente o una de agua fría, no quiero pasar por alto las lluvias de bendiciones de Dios.