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La rapidez del correcaminos

«No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos».

Filipenses 2:3, NVI

Hoy te quiero hablar del correcaminos, ¿lo conoces? Es un ave que vuela muy poco, pero disfruta corriendo ¡y lo hace muy rápido! Vive en el desierto, donde no hay árboles ni hierbas y hace mucho calor. Tiene unas patas muy largas que le ayudan a correr, y su cola, que también es larga, le ayuda a girar o cambiar de dirección. Al correcaminos le gusta competir. Esta palabra se usa cuando una persona quiere superar o ganarle a otra. Mira la imagen que tiene mamá, ahí están dos personas compitiendo para llevarse el premio.

Cuando el correcaminos ve a otros animales corriendo, él también comienza a correr para competir con ellos, es decir, va detrás de ellos. También compite con los carros que pasan a toda velocidad cerca de él.

¿Conoces a alguien a quien le guste competir? La competencia es buena siempre que no tengas envidia en tu corazón. Tener deseos de saber más o igual que tus amigos y estudiar para conseguirlo es bueno. Lo malo es hacerlo para demostrar que eres mejor que los demás y burlarte de ellos, eso no agrada a Dios. Jesús quiere que todo lo hagas con amor hacia los demás y con ganas de ser mejor para él.

Oración: Querido Dios, ayúdame a aprender mucho cada día ya no tener egoísmo en mi corazón.

Palabra que aprendimos hoy: Competencia.

¿Cómo estás? Yo soy Kathy, y escribí este libro para ti, que tienes entre 0 y 5 años. Lo hice para que disfrutes cada día con papá y mamá leyendo cosas maravillosas con las cuales aprenderás muchísimo. Y por supuesto, para que crezcas jugando, que sé que es lo que más te gusta. Cuando no estoy escribiendo libros para niños, yo me dedico a diseñar libros que hablan de Jesús.