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Mata o ama

“Entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, andando en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”

Efesios 2:3

LA VIDA FUE, es y será estar unidos al Autor de la vida. Únicamente en él tenemos vida, ¿Qué hace el pecado por nosotros? Nos mata. El pecado nos separó, por lo tanto, nos lleva a la muerte. Una persona muerta no puede hacer nada en favor de ella ni en favor de nadie. No oye, no siente nada: ni apetito, ni cansancio, ni dolor.

Así como una persona físicamente muerta no responde a los estímulos físicos, alguien espiritualmente muerto no responde a los estímulos espirituales. Un incrédulo no está enfermo, está muerto. Necesita ser resucitado.

No hay término medio: o estamos vivos o estamos muertos. La degradación del mundo, la astucia del diablo y los deseos carnales conducen a la desobediencia. El pecado nos condena. El pecado no nos permite hacer nada que nos haga salvos.

Por naturaleza, somos «hijos de ira» y por las acciones, somos «hijos de desobediencia» (Efe. 2:3; 5:6). La sentencia ha sido dictada, la ejecución se demora por la misericordia de Dios que procura y busca nuestro arrepentimiento para nuestra salvación.

¿Qué hace Dios por nosotros? Nos ama. Así como por naturaleza el hombre es pecador, por naturaleza Dios es amor.

Warren Wiersbe dice que Dios por naturaleza es verdad; pero cuando se relaciona con el hombre, la verdad se torna en fidelidad. Dios es santo por naturaleza; y cuando relaciona tal santidad con el hombre, se convierte en justicia. Por naturaleza Dios es amor, pero cuando este amor se relaciona con los pecadores se convierte en gracia y misericordia.

Y todo esto es posible por la muerte de Jesucristo en la cruz. En el Calvario, Dios exhibió su odio por el pecado
y su amor por los pecadores, «Hemos vuelto a nacer, y esta vez no de padres humanos y mortales, sino de la palabra de Dios, que es viva y permanente» (1 Ped. 1:23, DHH).

Así como Jesús resucitó dando vida fisica al hijo de la viuda, a la hija de Jairo y a Lázaro, esta resurrección espiritual es mucho mayor porque nos pone en unión con Cristo.

Nuestra posición física puede estar en la tierra, pero nuestra posición espiritual está en «los lugares celestiales en Cristo” (Efe. 1:3) El pecado obró en contra de nosotros, pero «si Dios está a nuestro favor nadie podrá estar contra nosotros!” (Rom. 8:31).

«Jesús, ¡maravilloso Salvador! Su gracia es suficiente para el más débil; y el más fuerte también debe tener su gracia o perecerá» (La maravillosa gracia de Dios, p. 87).

Bruno Raso es un líder de destacada trayectoria, que ha servido como pastor distrital, administrador, evangelista y orador del programa "Reavivados por su Palabra". Actualmente se desempeña como vicepresidente de la División Sudamericana.