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¿Has olido alguna vez incienso?
El incienso es una resina que proviene de los árboles de Arabia, de la India y de África. Esa resina suele tener un color blanquecino o rojizo y al quemarla desprende un olor muy agradable.
En Oriente es muy utilizado, de hecho es algo muy valioso.
¿Recuerdas un lugar donde se quemaba incienso cada día? En un altar que se encontraba en el lugar santo del santuario. Todas las mañanas, un sacerdote quemaba incienso en ese altar.
Pero no podían usar cualquier incienso. Dios le dio una receta a Moisés para prepararlo. Puedes leerla en el versículo de hoy. Todas esas especias y resinas se mezclaban y se pulverizaban. Y solo podían usar esa receta para el altar del incienso del santuario.
¿Qué simbolizaba ese olor del incienso? El humo que subía hasta el cielo al quemar ese incienso simbolizaba las oraciones que cada día realizaban los israelitas.
Para Dios, tus oraciones son tan agradables como el olor del incienso.
¿Recuerdas a quién le regalaron incienso cuando nació? Fue a Jesús, ¿verdad?
Los sabios de Oriente entregaron a María y a José oro, incienso y mirra para Jesús. ¡Esos eran los regalos que se les daban a los reyes!
Aquellos sabios de Oriente le ofrecieron a Jesús lo mejor que tenían. ¿Qué regalo le vas a dar tú?
Escríbele a Jesús en tu Diario de oración y entrégale tu vida hoy.
“Sea mi oración como incienso en tu presencia, y mis manos levantadas, como ofrenda de la tarde”
Salmos 141:2
