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¿Sabes que los loros pueden hablar?
Bueno, en realidad no hablan, sino que repiten los sonidos que escuchan de los seres humanos. Los loros no saben lo que están diciendo o cantando. Repiten las cosas sin saber lo que significan.
Al igual que los loros, hay gente que siempre repite la misma oración, y lo hace sin pensar. ¿Te ocurre a ti lo mismo?
En la Biblia, Jesús les dijo a sus discípulos que cuando oraran no repitieran siempre lo mismo, sino que hablaran con Dios como con un amigo o con un padre.
¿Te imaginas que siempre repitiéramos lo mismo a nuestro mejor amigo? Probablemente, se pondría triste porque se daría cuenta de que no estamos interesados en comunicarnos con él, ni en escucharlo.
Un día, un discípulo le preguntó a Jesús cómo debemos orar. Entonces Jesús nos dio un modelo de oración que se conoce como Padrenuestro.
¿Sabes por qué se llama así? Porque comienza de esa manera: “Padre nuestro que estás en el cielo…”
Jesús nos dejó ese modelo por escrito en la Biblia, para que aprendamos en nuestras oraciones a alabar a Dios, a pedir por nuestras necesidades y las de los demás, y para acordarnos de pedir perdón por lo que hacemos mal.
Pero recuerda no repetir siempre lo mismo en tus oraciones como un loro. Escribe en tu Diario de Oración una oración en la que le hables a Jesús como a tu mejor amigo.
“Una vez, Jesús estaba orando en un lugar; cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: ‘Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos’ ”
Lucas 11:1
