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Un presupuesto de un billón de dólares

Devocional adventista para adoslescentes 2022

«Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios»

Mateo 22:21, RV95

¿Cuánto es un billón de dólares? Digamos que un pariente te regala un billón de billetes de un dólar por tu
cumpleaños (mejor que calcetines, ¿eh?). Para almacenarlos, necesitarías un almacén de 38 metros de altura y que cubriera nueve manzanas cuadradas de la ciudad.

Si te sentaras a contarlo todo, estarías contando las veinticuatro horas del día durante quince mil años. Espero que no tengas planes de hacer otra cosa durante ese tiempo. Otra forma de imaginar un billón de dólares es pensar en una pila de billetes de 100 dólares, uno al lado del otro, junto a una autopista.

Tendrías que conducir 1,000 kilómetros (631 millas) para llegar al final. El 5 de enero de 1987, el presupuesto federal anual de los Estados Unidos alcanzó el billón de dólares, dinero que obtiene de sus ciudadanos en forma de impuestos cada año. ¿Qué puede pagar un gobierno cada año con mil kilómetros de billetes de 100 dólares? Pues los sueldos del presidente y de su equipo, a los jueces del Tribunal Supremo; a los funcionarios de prisiones; a los agentes de policía; a los embajadores en el extranjero…

Y por supuesto, ese billón de dólares también paga a las personas que trabajan para todos ellos: contadores, secretarios, servicio secreto, redactores de discursos, chóferes, pilotos… También están los militares que trabajan en todo el mundo, en el ejército, las Fuerzas Armadas, los marines…

Esto significa que hay que gastar dinero en bases militares, tanques, buques de guerra, aviones de combate, misiles y satélites espías que orbitan nuestro planeta, pero también hay que pagar cosas locales, como parques nacionales, laboratorios de bioingeniería para mejorar la agricultura, ayudas para luchar contra las epidemias, escuelas públicas… Y esto es solo el principio de las formas en que un gobierno sirve a sus ciudadanos.

Aunque a veces la codicia y la corrupción se extienden por las filas de los líderes de un país, los gobiernos brindan su ayuda de muchas maneras. Piensa en todas las formas en que Dios te ha bendecido hoy. Si te pones el dedo en la muñeca o en el cuello, sentirás el pulso, la prueba de que tu corazón late.

Con cada respiración, cada rayo de sol, cada bocado nutritivo de comida, Dios te mantiene vivo. Los gobiernos necesitan recaudar millones de dólares para servirte; Dios, en cambio, no necesita nada de tu dinero para servirte.

Te sirve porque quiere, porque te ama. Y una forma de agradecerle ese amor es devolverle algo de su propio dinero por medio de los diezmos y las ofrendas.

Bradley Booth ha enseñado en escuelas adventistas de los Estados Unidos, África, Rusia y Tailandia. Actualmente es el director de The Story Tellers Ministry, que ayuda a enseñar el arte de escribir historias antiguas que siguen siendo importantes hoy. La oración del Dr. Booth es que sus libros inspiren a los lectores a mantenerse de parte de Jesús tanto en los buenos como en los malos tiempos.