si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad.
1 Juan 1: 6, NVI
Había una vez un constructor a quien le encantaba su trabajo. Él hacía su mejor esfuerzo para que cada proyecto resultara perfecto. Su jefe le proveía los materiales, y su tarea era administrarlos correctamente. Llegaron a ser grandes amigos y, luego de tantas visitas a la casa de su patrón, el constructor y la hija del patrón se enamoraron y decidieron casarse.
Un día el jefe le dijo:
-Estoy muy ocupado, así que te voy a encargar un proyecto distinto a todos los que hemos hecho. Te voy a entregar el dinero para comprar los materiales y construir una casa, y tú te encargarás de todo, desde el principio hasta el final. Como confío tanto en ti, no necesito siquiera ver los comprobantes de pago de las compras. Queda todo en tus manos.
El constructor se sintió honrado por la confianza de su patrón, amigo, y futuro suegro. ¡Qué privilegio! Fue con mucho entusiasmo a comprar todo lo necesario para construir la casa, pero todo estaba muy caro… Pensó un poco, y decidió que, después de todo, no sería tan grave comprar unos hierros algo torcidos. No se verían debajo del cemento. Y, en cuanto al cemento, había uno de segunda categoría que costaba menos. Nadie se daría cuenta.
Así fue que el constructor decidió “ahorrar” aquí y allá, comprando materiales no tan buenos, ya que nadie lo sabría. ¡Claro! Distinta habría sido la historia si su jefe hubiera estado presente. ¿Qué crees que hacía con el dinero que ahorraba? Lo guardaba para su futura casa. ¡Él quería lo mejor de lo mejor!
Finalmente, llegó el día de entregar la casa. La verdad es que, bien pintada, la casa se veía hermosa. El constructor se sintió un poco mal cuando su jefe elogió su trabajo. Entonces, el jefe le entregó la llave y le dijo:
-Esta casa es para ti y mi hija. Espero que les dure toda la vida. ¡Felicidades!
¡Ay, qué fea sorpresa! Te pregunto: ¿Qué haces cuando nadie mira? ¿Eres igual de integro, honrado y honesto? ¿Haces siempre lo mejor de tu parte? Nuestro versículo de hoy dice que cuando estamos en comunión con Dios, no podemos vivir en la oscuridad. No nos guían las miradas de los demás. No nos guía el temor. No nos guían siquiera las recompensas. Nos guía el deseo de hacer siempre todo con honestidad, como para Dios. La integridad de los justos se manifiesta cuando nadie ve. Sé hoy un niño íntegro.
Cinthya